¿Ganará Guatemala alguna disputa con Belice?


La que una vez fue una emocionante historia de combates entre corsarios y soldados, contrabando y piraterí­a, nacionalismo e identidad, es hoy un conflicto diplomático que divide a Guatemala y Belice por un territorio limí­trofe, una población confundida y nuevos indicios dan cuenta que, también, estarí­an en juego atractivos yacimientos de petróleo.

Alexis Batres
abatres@lahora.com.gt

Pobladores de la zona limí­trofe utilizan un campo de fútbol para dividir el territorio guatemalteco del beliceño. JOHAN ORDOí‘EZ

Las relaciones entre Guatemala y Belice se remontan a más de 200 años de disputas territoriales e intentos de integración que fueron marcados, en la etapa más importante, con la independencia de este departamento hace 18 años.

Pero aún queda un área de conflicto por el territorio indefinido. Belice realiza trabajos de exploración petrolera en este lugar, mermando la paciencia del Gobierno guatemalteco, que pretende llevar el caso a una Corte internacional.

¿Quién se quedará con el territorio donde hay petróleo? ¿Será posible que también sea negociado o simplemente se perderá?

Estas y otras interrogantes asedian a los guatemaltecos luego de percibir, de nuevo, cómo Belice parece ser el ganador del diferendo, pues la historia revela que el paí­s no ha salido victorioso en ninguna de las disputas diplomáticas de esta naturaleza.

La primera disputa, como es de conocimiento general de la nación, acabó con la independencia de Belice y el reconocimiento y aceptación de Guatemala de dicha separación. Desde ese entonces, existe un territorio indefinido, que ambas partes reclaman.

Ahora, el reclamo territorial se vuelve más intenso al descubrirse que Belice realiza trabajos de exploración en la conflictiva área, que según el diputado Rubén Mejí­a va en detrimento de los intereses de la nación.

INVESTIGACIí“N

El pasado 17 de mayo, los jefes de bloque del Congreso citaron al Consejo de Belice, del ministerio de Relaciones Exteriores, para que diera las explicaciones necesarias de por qué dicha exploración petrolera del vecino paí­s.

No solo, anteriormente, se dieron problemas debido a las muertes de campesinos por soldados beliceños y ahora la situación se agrava puesto que «Belice no tiene derecho de ejecutar proyectos a su favor donde no debe».

Las interrogantes siguieron aflorando en la tensa citación, ya que hasta el mismo diputado Mejí­a reconoció las pocas posibilidades que Guatemala tiene para recuperar ese territorio, que parece estar perdido.

Después del infortunado encuentro, que concluyó con «la necesidad de una reunión con el Canciller, para lograr resolver con las Cortes Internacionales en la prontitud del caso», los legisladores no quedaron menos que preocupados por las declaraciones positivas de los miembros de la Comisión de Belice.

Pese al optimismo que se tiene en la recuperación de tan mencionado territorio, el abogado constitucionalista, Rodolfo Rohrmoser Valdeavellano, menciona que «Guatemala lleva las de perder» y que el error más grande fue firmar el acuerdo donde se permite la inclusión de la Organización de Estados Americanos en la resolución del diferendo.

ERROR

«Guatemala no debí­a sentirse presionada por la OEA, fue un graví­simo error el disponer de ese Acuerdo. Es un error ya que éste órgano decide la solución del conflicto y nadie tiene derecho de reclamar nada».

«Sucede, que Guatemala lleva las de perder, porque también se discuten áreas insulares, pero no mencionan detalles ni cantidad de islas ni cuánto miden ni nada. Eso no lo pasará la Corte de la ONU como si fuese cualquier cosa, eso es de tomarse en consideración ya que, si mal no estoy, Belice sí­ tiene establecido y abordado todo, nosotros no.»

En sí­ntesis, «Guatemala perderá otra vez territorio y eso se debe a que no se realizaron los trabajos concretos como debí­an de hacerse.»

El abogado, argumenta que ya ha pasado bastante tiempo como para que dicho territorio no tuviera dueño, es cuestión de tiempo en que Belice se apropie de él, y es por ello que ya comenzaron a trabajarlo, puesto que solo hace falta ultimar algunos detalles, como lo es el juicio en la Corte, donde Guatemala no ganará.

Por su lado, Gabriel Orellana Rojas, abogado constitucionalista, coincide con su colega, manifestando básicamente los mismos parámetros en donde el paí­s cometió el error.

«No debimos dejarnos presionar por la OEA, eso nos complicó demasiado las cosas, ahora ya no hay mucho que se pueda hacer, solo esperar a que la Corte dé su fallo, el cual será favorable para Belice, situación que es más que predecible».

Las reuniones siguientes, que comenzarán a darle resolución a este largo y complicado asunto, están aún sin confirmarse, existen una serie de circunstancias internas que atan de manos al gobierno obligándolo a actuar con lentitud en este caso.

Sucede, también, que existen otras inclemencias de prioridad, que no sufre Belice, como lo es la reciente crisis de migrantes en Estados Unidos, que mantiene ocupado al canciller Haroldo Rodas, resolviendo conflictos que son de urgencia nacional.

El diputado Mejí­a aclaró, también, que no es posible esperar a que las soluciones se den pronto. Por lo regular, y así­ como la historia de estas dos naciones lo plantea, son procedimientos largos y tediosos que regularmente duran muchos años, dado que deben de analizarse detenidamente.

El pueblo guatemalteco está consciente del injusto despojo que sufrió el paí­s por parte de Gran Bretaña y que a través de los años usurpó el territorio que ahora es la nación de Belice. Lastimosamente la Nación está por sufrir un despojo más, sea por la razón que fuere, el paí­s se debilita y se reduce desde la época de la independencia y ser toda el área centroamericana la República Federal de Guatemala, una potencia americana, a convertirse en un paí­s diminuto de la región que lentamente comienza a ser propiedad de paí­ses más poderosos y que, incluso, pierde sus recursos energéticos.

DIPLOMACIA ACUERDO CUESTIONADO


En 1994 luego de que Guatemala extendiera una carta diplomática a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indicando que aún existí­a un diferendo territorial poco después de la independencia de Belice; éste respondió trabajarí­an para resolver la problemática.

Cinco años más tarde, Guatemala insistió en recordarle al joven paí­s que no se habí­a resuelto nada y que suspenderí­a las reuniones formales para discutir el caso frente a los paí­ses miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El asunto parecí­a irse de las manos, dado que ninguna de las partes daba el interés necesario por resolver la situación, hasta que en 2002; de nuevo Guatemala tomó partida en el asunto manifestándole a Belice que deberí­a iniciarse un proceso jurí­dico respecto al Diferendo Territorial, antes de hacerlo por medio de la Corte Internacional de Justicia.

Un año después, Belice enví­a negociadores y Guatemala rechaza las propuestas ya que, según lo indica información recolectada en el portal de la Cancillerí­a guatemalteca, dichas propuestas «conllevaban una renuncia a derechos de la Nación y no podrí­an conceptuarse como una transacción por la ausencia de concesiones reciprocas de las partes y, además, se consideró que las recomendaciones no eran equitativas y lesionaban el orden jurí­dico constitucional.»

No es hasta 2005 que ambos gobiernos firman el «Acuerdo sobre un Marco de Negociación y Medidas de Fomento a la Confianza». Esto relaja, por un momento, la situación, pero en 2007 se firma el «Acuerdo especial entre Guatemala y Belice para someter el Reclamo Territorial, Insular y Marí­timo de Guatemala a la Corte Internacional de Justicia».

Para ampliar declaraciones, respecto a las complicadas negociaciones y acuerdos entre ambos paí­ses, se trató de localizar al canciller de Guatemala, Haroldo Rodas, pero se encontraba fuera del paí­s y lejos de resolver las inquietudes se acude, de nuevo, al portal, donde «El estudio del Acuerdo Especial entre Guatemala y Belice para Someter el Reclamo territorial, insular y marí­timo de Guatemala a la Corte Internacional de Justicia», aclara que Guatemala ha tratado siempre de resolver la controversia por medios de solución pací­fica que detalla el Derecho Internacional. «Para ello el esfuerzo ha sido constante, pero se ha encontrado con la oposición de la contraparte».

Describe que existen dos formas de resolver el conflicto: en medios polí­ticos o no jurisdiccionales y medios jurisdiccionales. Es decir que los medios polí­ticos son una negociación de tipo directo con el paí­s en conflicto y resolver la situación por la ví­a diplomática sin mayores percances.

Los medios jurisdiccionales, no incluyen el acercamiento entre naciones para la resolución, sino que se lleva el caso a la Corte Internacional de Justicia y es de arbitraje internacional.

El estudio explica ampliamente de que se trata el arbitraje internacional: «Constituye un medio de solución de las diferencias entre sujetos internacionales en el que interviene un tercero independiente (órgano unipersonal o colegiado) al que las partes de mutuo acuerdo han investido de la facultad de resolver, después de un procedimiento contradictorio una controversia basándose derecho y jurí­dicamente obligatoria para las mismas».

Y la Corte Internacional no es más que un órgano de la ONU con funciones de carácter judicial «compuesto por un grupo de magistrados o jueces y de un secretario, y organizado de forma que pueda funcionar de manera permanente.» De acuerdo el estudio publicado en el Portal de la Cancillerí­a guatemalteca.

Al no encontrarse solución diplomática, puesto que ambas partes desean poseer dicho territorio, se percibe la utilización del último recurso para acabar con tanta discusión.

A continuación, también publicado en el mismo estudio, el 19 de noviembre de 2007, el Secretario General de la OEA manifestó: «Dado que se trata de una controversia en la que están comprometidos los más altos intereses nacionales de los paí­ses involucrados, donde lo que están en juego es una reivindicación territorial de significativa y trascendental importancia que afecta la integridad territorial de ambos paí­ses, me permito recomendar que los Estados sometan este asunto a la Corte Internacional de justicia.

Gert Rosenthal, canciller de Guatemala, un mes después responde: «Coincido con usted que, después de múltiples intentos a lo largo de los últimos setenta años para encontrar una salida del diferendo histórico la solución judicial parece ser el cambio más idóneo. En rigor, el Gobierno de Guatemala viene sosteniendo esa posición desde hace algún tiempo, sin desestimar el difí­cil camino aún por recorrer para superar diversos obstáculos de origen interno.»

El canciller guatemalteco, Haroldo Rodas, el 16 de junio de 2008, contesta: «Confirmo a usted la posición del Gobierno de Guatemala, expresada por nuestra Cancillerí­a en nota de fecha 17 de diciembre de 2007, que acepta someter el diferendo a la Corte Internacional de Justicia. Reitero el sometimiento del diferendo a la jurisdicción de esa instancia deberá hacerse cumpliendo previamente los requisitos constitucionales propios del Estado de Guatemala».

Más tarde, en el mismo 2008, es cuando se firma el Acuerdo. Sin embargo, queda en suspenso hasta que recientemente se descubre que Belice, ya realiza trabajos petroleros en la zona.