Desde esta semana se encuentra abierta la muestra “Meditaciones sobre Gaia” de Claudia Cirici, en la galería Ana Lucía Gómez -arte latinoamericano- (16 calle 7-30 zona 14), la cual permanecerá abierta hasta principios del próximo mes. La entrada es libre.



Cirici muestra esta nueva colección luego de un proceso más reflexivo y paciente para la creación. Anteriormente, como reconoce la artista, se apuraba para que su nueva producción estuviera terminada en un año máximo. Sin embargo, este objetivo temporal le provocaba mucho estrés y pocas posibilidades para la reflexión.
En cambio, esta nueva muestra la fue formando con paciencia y sin límites de tiempo, lo que provocó un cambio sustancial en la concepción de la creación. Finalmente, el resultado fue una serie de esculturas realizadas con gres, y que fueron esculpidas y talladas solo después de un proceso de reflexión espiritual, provenientes especialmente de la práctica del taoísmo y del tai chi por parte de la artista.
MATERIAL
El gres, material de poca tradición en nuestro país, es una pasta compuesta principalmente de minerales arcillosos, minerales fundentes y arenas silíceas, que cocida a elevadas temperaturas, permite fabricar objetos con alta compacidad, gran dureza y mejores propiedades mecánicas que otras pastas cerámicas más convencionales.
Es un material mucho más fuerte, aunque requiere de un mayor cuidado y mayor tiempo, sobre todo porque debe ser horneado dos veces. Usualmente se utiliza para la construcción, sobre todo para detalles artísticos, aunque Cirici lo ha encontrado ideal para sus esculturas. Anteriormente, Mariadolores Castellanos también había incursionado en este material.
Pero volviendo a Cirici, la mezcla de un material que requiere paciencia, así como de la reflexión espiritual, produjeron finalmente esta muestra denominada “Gaia”, que es el nombre que los griegos clásicos otorgaban en conjunto al planeta Tierra, lo cual demuestra también una intención de reflexión natural y de armonía con la naturaleza.
De hecho, la mayoría de las esculturas tienen como modelo una inspiración formal de la naturaleza, como plantas del tipo de vejucos, o troncos gruesos. Sintácticamente, es evidente que la mayoría de esculturas tienen un inicio desde las raíces del suelo, y que, al buscar el sol y el cielo, se topan entre las mismas formas, usualmente anudándose o entorpeciéndose entre sí. Sin embargo, las formas siempre encuentran una salida para continuar con su evolución.
“Y es que así es la vida”, dice la artista, al indicar que casi siempre la evolución se topa con obstáculos, y que a veces nos enfrascamos en nudos. Pero que si lo vemos detenidamente, la vida siempre fluye hacia arriba, y que pese a estar metidos en un nudo cerrado, casi siempre se encontrará la salida.