Los países ricos y emergentes del Grupo de los 20 (G20) reafirmaron ayer en Washington su compromiso en lograr un equilibrio de la economía mundial para promover un crecimiento fuerte y durable, elaborando estrategias «creíbles» de salida de la crisis.
Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 se comprometieron a «asegurar una recuperación económica mundial y la transición hacia un crecimiento fuerte, durable y equilibrado».
El G20 buscará «elaborar estrategias creíbles de salida a partir de medidas de apoyo financiero y macroeconómico diseñadas en función de las circunstancias específicas de cada país, teniendo en cuenta además eventuales efectos negativos», afirma el comunicado de los ministros.
«La recuperación global ha sido mejor que lo anticipado, en gran parte debido a la estrategia concertada y sin precedentes del G20», agrega el documento.
El grupo llamó además al Fondo Monetario Internacional a continuar su trabajo para gravar al sector financiero.
«Llamamos al FMI a continuar trabajando sobre las opciones posibles para hacer que las instituciones financieras de cada país pongan el peso de toda intervención extraordinaria de los Estados donde éstas se produjeron, atacando el problema de la toma excesiva de riesgos y contribuir a favorecer una justa competencia», precisó el G20.
Antes de la reunión, se informó que Grecia pidió la aplicación del plan de ayuda financiera de la Unión Europea (UE) y del FMI, para permitir al país enfrentar la crisis presupuestaria en la cual está sumida.
Por su parte, la Casa Blanca anunció que apoya la solicitud de Grecia para responder a sus acreedores.
«Apoyamos la solicitud de activación» del plan, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Grecia, cuya deuda asciende a unos 300.000 millones de euros (125% del PIB, 400.000 millones de dólares), tendrá que reembolsar 30.000 millones de euros (45.000 millones de dólares) este año.
Las negociaciones del G20 giraron en torno a la finanza, sector en el que se originó la crisis económica de la cual están saliendo los países, con mayor o menor velocidad dependiendo de la región.
Entre Europa, Estados Unidos y los países emergentes surgieron divergencias sobre algunas medidas de regulación, pese a un aparente consenso sobre la idea de vigilar y gravar los bancos sobre el que finalmente «no hubo acuerdo» en la reunión, informó el ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty.
«Algunos se pronunciaron a favor, otros claramente en contra», subrayó Flaherty, cuyo gobierno expresó su clara oposición al impuesto.
Brasil es partidario de exigir más capital a los bancos o entidades financieras que realicen operaciones de riesgo, en lugar de una tasa, opinó su ministro de Finanzas, Guido Mantega.
El FMI había entregado a los gobiernos su informe sobre el proyecto de gravación de la finanza.
La BBC divulgó una versión del documento en el que se proponen dos tipos de impuestos: uno aplicado a cada institución financiera, en función de sus activos y en particular de los elementos riesgosos, y otro sobre los ingresos y las ganancias de dichas instituciones.
El FMI insistió varias veces ante el G20 para que este gravamen fuera coordinado, a fin de impedir que los bancos puedan evitarlo eligiendo el país en el cual les convenga instalarse.
Otro elemento sobre el que el FMI reclama armonía es el de la regulación financiera.
Los europeos ven sus bancos amenazados por el proyecto de reforma en discusión en el Senado estadounidense, que afectaría sus filiales en Wall Street.
Washington teme por su parte que los proyectos para enmarcar la actividad de fondos de especulación en la Unión Europea impidan que los fondos estadounidenses accedan a los mercados de la UE.
El G20 agrupa los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) y otras de las principales economías del mundo (Sudáfrica, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Rusia y Turquía), así como la UE.