Lindsay Lohan saldría ayer del centro de rehabilitación Betty Ford en Palm Springs, sólo para enfrentar una carrera incierta e inminentes asuntos legales.
Durante meses la actriz de 24 años ha estado acechada por un caso de manejo en estado de ebriedad de hace tres años y medio, que no ha podido o no ha querido superar y que sólo en el 2010 resultó en dos estadías en centros de rehabilitación y el mismo número de visitas a la cárcel.
Ahora además está siendo investigada por supuestamente haber atacado a una empleada de la clínica Betty Ford y tendrá que convencer a un juez de que no violó los términos de su libertad condicional durante sus tres meses en el centro.
Aún así, expertos señalan que Lohan tiene buenas probabilidades de recuperarse, dado claro está que así lo desee, si cambia su estilo de vida abocado a las fiestas y sigue con su tratamiento.
Si un mensaje de Twitter puede tomarse como señal, la estrella de «Mean Girls» parece lista para un cambio.
«Hoy es el primer día del resto de mi vida», escribió la actriz en la red social de microblogueo. «»El futuro depende de lo que hacemos en el presente» -Mahatma Gandhi… Paso a paso…»
Su padre, Michael Lohan, confía en que verá a su hija comenzar un nuevo capítulo en su vida.
«Ha tomado los pasos adecuados y aceptado a las personas correctas de vuelta en su vida para de verdad usar esto como un trampolín», dijo Michael Lohan el lunes en una entrevista con el programa «The Early Show» de CBS.
Pero también advirtió sobre «un elemento clave imprescindible que todavía falta» al decir que si su ex esposa Dina Lohan «no puede resolver las diferencias que cree tenemos, la batalla será interminable para Lindsay».