Sin que ninguno de los participantes en el Mundial de Sudáfrica (11 junio-11 julio) haya revelado públicamente su homosexualidad, este tema continúa siendo tabú en un deporte donde aún ningún jugador de élite ha realizado su «coming out».
El torneo planetario llega al único país africano que cuenta en su legislación con el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero en los países clasificados hay diferencias sobre esta cuestión, con Nigeria contemplando incluso la pena de muerte en sus estados islámicos en los que rige la «sharia».
En el fútbol, el asunto ha provocado polémica y varios entrenadores han asegurado no haber conocido nunca a un jugador homosexual, dudando incluso de que existan.
«Creo que no hay futbolistas gays. En cuarenta años de carrera no he conocido ninguno», dijo el seleccionador italiano Marcello Lippi hace unos meses en una entrevista, asegurando que no excluiría a un jugador por este motivo, pero que sería «difícil» y aconsejaría mantenerlo en privado.
Más duro se mostró el técnico brasileño Carlos Alberto Parreira, seleccionador de los anfitriones sudafricanos, al rechazar categóricamente la posibilidad de contar con un jugador gay en su vestuario.
«Creo que un homosexual no sería convocado en la selección brasileña», dijo hace cuatro años, siendo técnico de la «canarinha». «Se habla mucho de homosexualidad en el fútbol, pero yo nunca la vi», aseveró.
Pero otros nombres destacados del fútbol mundial, como el entrenador español Vicente Del Bosque, se han mostrado más abiertos a la posibilidad de una «salida del armario» de una estrella de este deporte.
«Me parece bien si hay un futbolista homosexual que lo sea y quiera decirlo, como me parece bien si lo es y prefiere no decirlo. Que cada uno tenga libertad», comentó poco antes del Mundial.
Entre los futbolistas, las posiciones también son muy diversas, y mientras el brasileño Kaká, conocido por su fuertes convicciones religiosas, amenazó con demandar a una revista gay si utilizaba su nombre o imagen para un reportaje, otros jugadores, como el español Sergio Ramos, han posado sin problemas.
Otras estrellas, como el italiano Fabio Cannavaro, comentó que la presencia de un compañero homosexual provocaría «situaciones embarazosas» en un vestuario, mientras que el español Gérard Piqué deseó que un futbolista gay pudiera decirlo sin problemas, a pesar del «entorno machista».
La aprobación en varios países del matrimonio entre personas del mismo sexo también ha sido recibida de manera desigual. Cannavaro dijo estar en contra («en eso soy más italiano»), mientras que Cristiano Ronaldo valoró de forma positiva la reciente legalización en Portugal.
En el fútbol femenino y en otros deportes sí que ha habido casos de figuras que han hablado en primera persona de este asunto.
En el pasado, grandes campeones como el nadador y saltador Greg Louganis o la tenista Martina Navratilova fueron de los pioneros, y recientemente se han conocido los casos del clavadista australiano Matthew Mitcham, oro olímpico en Pekín-2008 en saltos de 10 m, o el ex capitán galés de rugby Gareth Thomas.
«La diferencia con el fútbol es el público. En el rugby, la gente apoya a su equipo, pase lo que pase. En las gradas de fútbol, los hinchas dan su opinión y a veces hasta se pasan», comentó Thomas.