El Bayern Múnich inicia el sábado ante Borussia Moenchengladbach, que está en puestos de descenso, y bajo la dirección de su nuevo entrenador Jupp Heynckes, una delicada misión para salvar su temporada y retener a su estrella Franck Ribéry con un billete para la Liga de Campeones.
El Bayern, tercero a tres puntos del líder Wolfsburgo, lanzó esta semana la operación «sálvese quien pueda» antes de las cinco últimas jornadas de la Bundesliga.
Jí¼rgen Klinsmann, que no convencía a aficionados, jugadores ni dirigentes desde hacía diez meses, fue cesado el lunes, dos días después de la derrota por 1-0 ante el Schalke 04, la tercera de la temporada en su estadio.
Para sustituir a Klinsmann el innovador, el Bayern recurrió hasta finales de temporada a Heynckes, un prejubilado de la vieja escuela de 63 años que dio dos títulos de campeón de Alemania al club bávaro en 1989 y 1990.
«El rostro que ha mostrado este equipo estos últimos tiempos no se corresponde con la imagen del Bayern», advirtió Heynckes, que en su primer partido afrontará al «Gladbach», club en el que pasó toda su carrera de jugador y en el que ocupó su último puesto hasta que fue cesado en enero de 2007.
Como sus dirigentes, el nuevo entrenador se niega a hablar del título de campeón y se conformaría con el segundo puesto, que clasifica directamente para la prestigiosa y lucrativa Liga de Campeones.
Pero, más que el asunto económico, lo que realmente preocupa al Bayern es conservar en sus filas a Ribéry. Si, como el año pasado, el club jugara la Copa de la UEFA o con un tercer puesto en Bundesliga sellara un billete a la peligrosa tercera ronda previa de la «Champions», lo tendría muy difícil.