Mauricio Funes, candidato de la ex guerrilla de izquierda Frente Farabundo Martí­ para la Liberación Nacional (FMLN), fue elegido ayer por un estrecho margen presidente de El Salvador, poniendo fin a 20 años de hegemoní­a de la derecha que reconoció su derrota.

«Soy el presidente electo de los salvadoreños», declaró exultante, acompañado de su esposa Wanda Pignato, de origen brasileño y representante del Partido de los Trabajadores de Brasil para Centroamérica, en un hotel capitalino.

«Este dí­a ha triunfado la ciudadaní­a que creyó en la esperanza y venció el miedo. Esta es una victoria de todo el pueblo salvadoreño», agregó Funes.

Con el 92,02% de las actas de votación escrutadas, Funes obtení­a el 51,2% de los votos, mientras el candidato de la derecha gobernante Rodrigo Avila conseguí­a el 48,7%, una diferencia de algo más de 62 mil votos, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) antes de suspender el recuento anoche.

ívila, de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), reconoció una hora antes de la medianoche la victoria de su rival, en la elección «más dura» que ha enfrentado su partido, que gobernaba El Salvador desde 1989.

«Quiero reconocerle a Mauricio Funes, del FMLN, que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja y le pido a Dios y que así­ como le dio sabidurí­a al pueblo salvadoreño se la dé a su partido», dijo ívila, flanqueado en la tribuna por el presidente saliente, Antonio Saca, y sus predecesores en el cargo, Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004), donde abundaban las caras largas.

Ante los resultados todaví­a parciales, el presidente del TSE, Walter Araújo, se abstuvo de reconocer la victoria del que fuera uno de los más incisivos periodistas del panorama periodí­stico salvadoreño, que ha roto con el estigma que tení­a la izquierda en este conservador paí­s centroamericano.

«El que ha hablado es el pueblo salvadoreño, que cada quien saque las conclusiones en base a este escrutinio preliminar», dijo.

Los resultados definitivos se esperan en 48 horas.

En un mensaje dirigido sin duda a los que en campaña impulsaron el miedo para impedir una victoria suya, Funes prometió trabajar «incansablemente» por el régimen de libertades, y en particular la propiedad privada y la seguridad jurí­dica, de la que dijo, «tendrá mi mayor respeto y atención especial».

«Nuestro propósito», dijo, «es convertir a El Salvador en la economí­a más dinámica de Centroamérica».

En las calles, una marea roja de militantes se congregó en la plaza Alberto Masferrer, donde tení­an cita con Funes y de su compañero de fórmula a la vicepresidencia, el ex comandante del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, para celebrar esta histórica victoria.

«Â¡Sí­, se pudo!», coreaban los miles de entusiasmados seguidores que salieron a las calles poco después del cierre de las urnas cuando se empezaron a dar a conocer los primeros resultados, mientras lanzaban fuegos artificiales para celebrar la victoria del FMLN en su cuarto intento por conquistar el poder después de 1992.

La organización se constituyó entonces en un partido polí­tico, al término de 12 años de guerra civil.

Tanto el presidente del TSE como las misiones de observadores internacionales resaltaron la normalidad de esta jornada electoral en la que según datos todaví­a oficiosos, participaron el 60% de los 4,3 millones de electores convocados a las urnas, salpicada por algunos incidentes aislados, sobre todo con ciudadanos que se presentaron a votar con documentos falsos.

El primer mandatario extranjero en felicitar a Funes fue el presidente venezolano Hugo Chávez, del que el ahora presidente electo trató de desmarcarse durante la campaña electoral, y principal soporte de los gobiernos de izquierda centroamericanos, como el del sandinista Daniel Ortega, y el del populista hondureño, Manuel Zelaya.