Permítanme definir lo que se debe entender por economía informal, para evitar malos entendidos. Son todas aquellas actividades (en pequeña escala) de producción de bienes y servicios y de comercialización, que realizan los trabajadores por cuenta propia y los microempresarios incluyendo a sus trabajadores, ya sean estos familiares o remunerados y/o asalariados, que son llevadas a cabo sin cumplir con las normas y regulaciones establecidas por las instituciones gubernamentales. El anterior concepto no incluye a los profesionales y técnicos especializados independientes, así como tampoco los que se dedican a actividades delictivas como el narcotráfico y similares.
Su funcionalidad radica en producir bienes y servicios a bajo precio, lo cual permite que los salarios reales pagados por la economía formal se puedan mantener bajos, en algunos casos logra reducir los costos de distribución de la gran empresa, cuando ésta utiliza el trabajo informal para vender sus productos y servicios. También permite que las empresas formales subcontraten partes de su proceso de producción con micro o pequeñas empresas, las cuales tienen mayor flexibilidad laboral, reduciendo también costos laborales en concepto de seguridad social. La informalidad le da empleo a 75% de la población económicamente activa. «Un mal trabajo con un mal salario es mejor que ningún trabajo», como lo expuso alguna vez Paul Krugman, haciendo posible una mayor gobernabilidad al mantener alejados, por algún tiempo, los estallidos sociales. Se debe tener presente que la empresa formal no ha podido generar suficientes empleos bien remunerados en la últimas dos décadas y ésta ha sido una, entre varias causas, por las cuales ha crecido tanto la economía informal, como una respuesta a la necesidad de subsistencia.
Parte de la economía informal, que se maneja en base a una estrategia de acumulación de capital bien podrían constituirse en pequeños y medianos empresarios, incrementando de esta forma la productividad de la economía. Como bien lo dice el sociólogo Portes: Lo anterior explica el porqué los gobiernos son tolerantes con las actividades informales y asumen una actitud ambigua, hacia los mismos. Un exceso de tolerancia pondría en duda la credibilidad del sistema legal, mientras que un exceso de represión hacia los mismos, eliminaría las ventajas que obtiene el sistema económico o posiblemente haría que los informales se escondan lo más que puedan para escaparse de ese control.
Por ello, tratar la informalidad sólo desde el punto de vista tributario es una visión demasiada estrecha y alejada de la realidad de este mundo tan complejo y heterogéneo.