La impresionante movilización del magisterio realizada ayer rindió el fruto esperado porque en menos de lo que canta un gallo, los jefes de bloque anunciaron que dispondrían con creces de los votos necesarios para aprobar de urgencia, con al menos dos tercios del total de diputados, la ampliación presupuestaria que dé sustento al incremento salarial que es parte del Pacto Colectivo suscrito entre las autoridades de Educación con la organización que reúne a los maestros del sector público.
Los maestros nos dieron una lección a los ciudadanos guatemaltecos, puesto que su ordenada, pero firme participación, que alcanzó niveles impresionantes, hizo que los diputados se quitaran los moños y anunciaran cuán presurosos harán los cambios en el Presupuesto para cumplirle a la exigencia magisterial. Una prueba fehaciente de que cuando el pueblo se organiza y participa, puede hacer que hasta los más despreocupados, hasta aquellos que se pasaron un año sin hacer nada y que únicamente votan cuando hay suficiente billete, como para aprobar el regalo de concesiones de frecuencias radioeléctricas, se ponen firmes ante la presión.
Los maestros tendrían que aprovechar su formidable fuerza no sólo para asegurar el incremento de su salario, al que tienen derecho, sino también para reclamar que la educación en el país tome un rumbo distinto, especialmente en el sector público donde cada vez es menor el rendimiento de los educadores y los educandos. Debieran los maestros poner esa formidable maquinaria al servicio también de los otros asuntos que como sociedad se requieren para propiciar un cambio en nuestra sociedad.
Siempre hemos dicho que los cambios que tienen que pasar por el Congreso son una utopía porque de allí no saldrá nada más que lo que conviene a la clase política. Pero viendo cómo la multitud de maestros arrugó a nuestros políticos, cómo los puso de obedientes y sumisos al clamor callejero, es evidente que si algún día pretendemos que se legisle positivamente a favor del país habrá que seguir el ejemplo del magisterio y buscar la manera en que se pueda levantar una organización capaz de movilizarse masivamente.
Le guste o no a la opinión pública Joviel Acevedo y su estilo, no se puede negar que ejerce un liderazgo efectivo, tanto como para sacar de sus mezquinas disputas y eternas ambiciones a los diputados al Congreso de la República que, sin chistar, sin dejar lugar a dudas, se comprometieron a aprobarle al magisterio los fondos para que puedan gozar de su aumento. Ahora sí podemos decirle a los guatemaltecos: “Quién con una luz se pierde”.
Minutero:
Una protesta masiva
los obliga a trabajar;
con la manita p’arriba
toditos van a votar