Fuerza del Migrante


Editorial_LH

Se anuncia que el gabinete económico considera que Guatemala tendrá este año un rendimiento económico mayor que el de otros países de la región y cuando uno mira las condiciones que pueden ser causa de un crecimiento inesperado, no puede sino encontrar en las remesas de los guatemaltecos que viven en el extranjero la razón para generar esa inusitada actividad que hace prosperar nuestra economía con un crecimiento que no esperaban los expertos.


Porque aun y cuando se diga que ha crecido el crédito interno al sector privado y ha aumentado la producción, todo ello es resultado de que lo único que realmente crece en el país es el dinero que nos mandan los esforzados migrantes. La inversión extranjera que llega al país no deja grandes réditos ni provoca crecimientos importantes de empleo, por lo menos no para justificar un crecimiento del producto interno bruto, pero ese incremento se puede explicar fácilmente cuando vemos el crecimiento sostenido de las remesas.
 
 Eso nos debe servir para valorar en mejor forma el significado del esfuerzo de los guatemaltecos que, al no tener oportunidades aquí para mejorar su nivel de vida, emigran en busca de esas oportunidades en países donde valoran su tenacidad, su capacidad de trabajo, su disciplina y entrega. El trabajador guatemalteco es apreciado en Estados Unidos por sus virtudes y aun y cuando en muchos casos tiene problemas para comunicarse porque muchos de ellos no hablan el inglés y otros tampoco dominan el español, dado que viven en comunidades donde se comunican en sus lenguas nativas, los reclutadores los buscan porque saben que son de los mejores trabajadores que hay.
 
 Y es esa gente, expulsada del país por la falta de oportunidades, la que nos da a los que estamos aquí la oportunidad de tener un crecimiento económico que sería absolutamente imposible, entiéndase bien, si no tuviéramos el consumo interno que se produce a partir de las remesas familiares.
 
 Los economistas lo saben y lo debieran saber también los funcionarios públicos, pero éstos prefieren presumir de un crecimiento como si tuviera que ver con políticas de Estado que ni siquiera existen. No hay en Guatemala políticas de desarrollo o que impulsen el crecimiento económico. Nuestra economía vive de las remesas familiares, fundamentalmente, y por lo menos el crecimiento no tiene otra causa más que el aumento de recursos que hay para que miles de familias puedan consumir bienes y adquirir servicios gracias al trabajo de sus parientes en Estados Unidos que, sufriendo estrecheces, mandan el remanente a Guatemala para mantener a sus familias.

Minutero:
Hay que ver que el crecimiento 
de nuestra pobre economía 
es gracias al sufrimiento 
del migrante que porfía