Fuerte alza


Crisis. El oro es una de las materias primas que más ha aumentado su precio, a consecuencia de la crisis crediticia de Estados Unidos. (ARCHIVO / La Hora)

Un caudal de dinero especulativo, la debilidad del dólar, una demanda aún robusta y los problemas de abastecimiento que afectan a ciertos sectores contribuyen desde hace semanas al aumento de las cotizaciones de las materias primas.


A mediados de agosto todos los mercados de materias primas marchaban a la deriva, sacudidos por la tormenta de la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos («subprime»).

Un mes y medio más tarde la corrección parece un mal recuerdo. Las cotizaciones recuperaron sus niveles anteriores a la crisis y algunas materias primas, incluso treparon más.

El oro alcanza sus máximos niveles desde hace 27 años, el petróleo se intercambia a niveles récord en torno a 80 dólares el barril, y el bushel de trigo nunca costó tan caro.

Incluso los metales de base se beneficiaron del movimiento. El plomo se vende a más de 3.600 dólares la tonelada, un precio jamás visto.

Testigo del alza, el í­ndice Commodities Research Bureau (CRB) subió cerca de un 10% en seis semanas, y a fines de septiembre registró su máximo nivel desde agosto de 2006.

La salud floreciente de estos mercados se debe ante nada a la atracción que generan para los especuladores desde hace un mes.

«Los fondos especulativos aumentaron su participación en los metales, sobre todo los preciosos, pero el movimiento abarcó incluso al cobre», observó Olivier Jakob, de la consultora Petromatrix.

En un contexto turbulento, los inversores optaron por diversificar sus capitales, buscando refugio en las materias primas.

«Los inversores buscaron destinos alternativos, sabiendo que la inseguridad era mayor en los mercados financieros», explicó Helen Henton, analista de Standard Chartered. Rey de los valores refugio, el oro se benefició a pleno de su doble estatuto de «commodity» y colocación segura.

La derrota del dólar, que cayó a 0,7040 euros el lunes, también participó en el movimiento. Los inversores de fuera de la eurozona aprovechan su poder de compra reforzado para llenar sus portafolios de estos activos cotizados en su mayorí­a en dólares. Por ello, los máximos del oro y del petróleo coincidieron con los récords del euro.

Del lado de la demanda, el horizonte está despejado. El apetito del planeta por las materias primas no parece debilitarse.

«Los cimientos de la mayorí­a de los metales de base parecen aún muy sólidos, y bastante más influidos por la economí­a china que por la de Estados Unidos», estimaron los analistas de Barclays Capital.

Señal de un fuerte consumo, los precios de los fletes marí­timos denominados «secos» baten récords cada semana: la flota mundial no alcanza para transportar las cantidades fenomenales de trigo, carbón o minerales vendidos cada dí­a.

En este contexto, la menor tensión sobre la oferta presiona a los precios. Las cotizaciones del trigo se duplicaron este año, tras cosechas escasas en el hemisferio norte a raí­z del mal clima, y la perspectiva de cosechas modestas en Australia.

La escalada de los precios del plomo fue alimentada por problemas de abastecimiento, sobre todo provenientes de Australia.

¿Habrá este año un movimiento comparable al ’boom’ del año pasado? Los analistas son prudentes.

«Creo que estamos en el tope de un ciclo», estimó Olivier Jakob. «Pienso que el precio del petróleo, por ejemplo, está demasiado alto», agregó. Y para los metales, hay señales de «reconstitución de los inventarios y de una mejora de la oferta», señaló Helen Henton.

Y una amenaza se cierne sobre los mercados de materias primas: si la crisis financiera que sacude a Europa y a Estados Unidos desde este verano boreal se propagara al conjunto de la economí­a, el mundo tendrí­a que ponerse a dieta.

27 años: perí­odo en que el oro no habí­a subido tanto

80 dólares por barril: barrera récord que alcanzó el petróleo

3,600 dólares: tonelada de plomo, un precio nunca antes visto

10%: subió el í­ndice de materias primas

0.7040 euros: el valor más bajo del dólar