Frida Kahlo


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En la historia del arte, por razones un tanto imprecisas, son pocos los nombres femeninos. Sin embargo, Frida Kahlo, pintora mexicana del siglo XX, constituye una sorprendente excepción a dicha tradición masculina en el arte pictórico occidental.

Héctor Camargo
heki06@gmail.com

Ciertamente, Frida Kahlo representa, en la historia del  arte latinoamericano, un referente plástico ineludible. Su obra es una especie de fusión de paradigmas en la que se entrecruzan las esferas de lo político, de lo psicológico, de lo folclórico y del feminismo y las que, artísticamente amalgamadas, consolidan una obra de arte completamente comprometida con sus valores personales, ideológicos y de género.

Primeros pasos
Frida Kahlo, quien nació, vivió y murió en el famoso barrio de Coyoacán en la ciudad de México, perteneció a una familia de orígenes mixtos. Su madre era mexicana, con ancestros indígenas, mientras que su padre era alemán. Su educación fue, sin embargo, más nacional e identificada con los valores culturales de la sociedad mexicana de su tiempo.

Desde muy joven la pintora será -como Modigliani- marcada por el estigma de la enfermedad. Un accidente tráfico de juventud dejará sus huellas para siempre. Frida sufrirá enormes complicaciones físicas que, con el paso del tiempo, consumirán paulatinamente su salud. Por lo que el dolor será un elemento constante en la vida de la artista quien, a lo largo de los años, pasará muchos días postrada en su casa o en un hospital. La fragilidad física de Frida y sus problemas de salud –Poliomielitis- la llevaron a enfrentar infinidad de operaciones quirúrgicas que la afectarán tanto física como psicológicamente. Así, el dolor físico se reflejará paralelamente en el alma de la artista.

París
Frida Kahlo, como muchos otros artistas hispanoamericanos, también se fue a la Ciudad Luz, a París. Pero a diferencia de muchos otros, Kahlo no fue a París en busca de la fama. Ella fue a París a exponer su obra tras una invitación del escritor André Bretón quien, contrariamente a la opinión de la artista misma, pensaba que ella era una pintora de tipo Surrealista. Las críticas en torno a su obra fueron, por lo general, positivas pero sin más. La fama internacional no llegó sino hasta bien después de su muerte en 1954.

Obra
La obra de Frida Kahlo es, ante todo, una bitácora del sufrimiento existencial de la pintora. Somos del parecer que su obra, que no es de tipo Surrealista, podría ser dividida en 3 grupos: el psicológico, el político, y el folclórico. Sin embargo, pareciera que en el conjunto de las obras dichas esferas se mezclan.

No obstante, el observador presiente que lo puramente psicológico constituye un paradigma que constantemente sobresale en toda la obra de  Kahlo. Sobre todo, debido a que la mayor parte de sus obras reflejan situaciones, figuras y momentos trágicos, sangrientos y dolorosos en la vida de la artista. La sangre, el sufrimiento y el dolor son los parámetros formales de Frida Kahlo.

De tal manera, bien podríamos pensar que la obra pictórica de F. Kahlo es, ante todo, extremadamente violenta. Debido a que la mayoría de sus lienzos muestran a una Frida sufriendo a causa de un aborto, debido a una operación o por razones de un accidente automovilístico. La obra de la artista con su obsesión por la violencia física y psicológica, roza los umbrales de la necrofilia.

Entonces, no es erróneo pensar que la presencia del dolor es también la manifestación de la rabia de una mujer con ganas de vivir la vida a plenitud pero, lamentablemente, completamente imposibilitada por los estragos de las enfermedades y limitantes físicas. O sea, el dolor, como tema central en su obra  tendrá dos caras: una que refleja puramente el dolor físico y la otra es la manifestación del dolor puramente del alma. Lo físico y lo psíquico van de la mano.

Por otro lado, culto lector/a, hay una característica en la obra de Kahlo y la que, sin lugar a dudas, invita a una reflexión puramente psicoanalítica. Me refiero a la constante representación de sí misma. Frida está obsesionada por su rostro y su cuerpo. Por ello, la mayor parte de sus cuadros son una representación de sí misma. La artista misma se transmuta en su propio y casi único objeto estético representado en la mayoría de lienzos que conforman el conjunto de su obra pictórica. Es una apoteosis narcisista.

Frida y el feminismo
Un hecho que sobresale en la vida de Frida Kahlo es su constante inconformismo y rebeldía frente a los valores establecidos. La artista fue una rebelde quien con su actitud y obra artística cuestionaba la moral y los valores sociales de la sociedad mexicana de las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX. Sobre todo, las ideas preconcebidas y prejuicios hacia la mujer.

Su personalidad es sinónimo de rebeldía ante las opiniones y esquemas que definían lo que la mujer debería de ser, pensar y hacer. Así se explica el hecho que la primera educación de Frida –por parte de una madre analfabeta- se haya centrado exclusivamente en actividades puramente de orden domesticó como cocer, bordar, cocinar, etc.

Por ello es que la afirmación de su derecho como mujer a decidir por su vida, por sus ideas y por su cuerpo es un rasgo que sobresale. Su feminismo abarca desde lo social hasta lo sexual. Tanto con su estilo de vida como con el pincel de la misma artista que irrumpe en la tradición feminista contemporánea.

Mitos sobre Frida Kahlo
Como Diego Rivera, Kahlo es responsable de muchos de los mitos que giran alrededor de su persona. La megalomanía o extremado egocentrismo es en ambos artistas el trasfondo de ciertas falsedades respecto a sus vidas o al activismo político dentro del espectro social mexicano.

El  mito revolucionario
Este mito corresponde a la fecha de nacimiento de la pintora. Kahlo contaba haber nacido en 1910. Sin embargo, hoy es del todo claro que dicha afirmación era del todo falsa. Debido a que Magdalena Carmen Frieda Kahlo Calderón, en realidad había nacido en el 6 de julio de 1907. Y la razón del cambio del año era a causa del deseo de situar su nacimiento en el mismo año de la Revolución Mexicana. O sea, en 1910, que es el inicio del capítulo histórico del México moderno. Frida Kahlo, como Diego Rivera -quien afirmaba haber participado en la Revolución de 1910- se inventaron hechos ligados a la Revolución Mexicana los que, después de tanto repetirlos, se volvieron verdades incuestionables.

El mito del judaísmo
Este mito se refiere al supuesto origen judío de la artista. A menudo ésta afirmó tener –gracias a su padre- orígenes judío- húngaros. Pero las investigaciones históricas confirman la falsedad de dichos orígenes. Debido a que su padre, Wilfrem Kahlo, era de origen alemán. Y quien al llegar a México –por razones un tanto imprecisas- hispanizó su nombre. Pero no era judío sino provenía de una familia luterana del sur de Alemania.

El mito de la fama
A menudo, pero sobre todo después de la última película sobre F. Kahlo, se ha afirmado que es a causa de la personalidad de Diego Rivera -su compañero, camarada y esposo- que Kahlo no logró la fama artística que merecía. Tal afirmación no es más que ceguedad intelectual. Debido a que Kahlo expuso su obra y tuvo, en vida, un mediano éxito ante el público y la crítica. Y las causas del éxito o fracaso de un artista o pintor son -a menudo- difíciles de explicar. Sobre todo, a casusa de la subjetividad intrínseca en el gusto estético y en la relación entre el Sujeto-observador y el Objeto-obra de arte.

Finalmente, paciente lector/a, quisiera terminar el presente artículo afirmando que tanto la mujer como la pintora Frida constituyen un referente estético y emblemático en la historia de la pintura latinoamericana contemporánea.

El dolor físico se reflejará paralelamente en el alma de la artista.

La artista misma se transmuta en su propio y casi único objeto estético representado en la mayoría de lienzos que conforman el conjunto de su obra pictórica. Es una apoteosis narcisista.