ífrica quiere seguridad en sus aguas


Trabajadores colocan mercancí­as en la cubierta de sus estantes en Al-Khor. FOTO AFP / KARIM SAHIB

Confrontada a una piraterí­a en auge, a la pesca ilegal, al vertido de residuos tóxicos en sus aguas y costas, ífrica desea reforzar la seguridad en su espacio marí­timo.


«Treinta y ocho Estados miembros de la Unión Africana (de 53) son costeros o insulares. Mares y océanos sin seguridad son remansos potenciales para actividades criminales», recordó Bright Mando, un jurista de la UA en una reunión en Adí­s Abeba.

«Los paí­ses africanos deberí­an cooperar y coordinar sus esfuerzos en las cuestiones de seguridad en general y marí­tima. Debemos actuar ahora», añadió en su presentación.

Ahora bien, si la UA prepara una «estrategia marí­tima africana integrada», una mayorí­a de paí­ses africanos carecen de medios para vigilar o defender sus costas, y se aprovechan piratas (Somalia, Golfo de Guinea), «barcos fantasmas» (pesqueros que faenan ilegalmente de noche) y todo tipo de traficantes (residuos tóxicos, droga en Guinea y Guinea Bissau, tráfico de seres humanos en el mar Rojo y en el Mediterráneo).

La organización de defensa medioambiental Greenpeace acaba de efectuar cuatro semanas de patrullas entre Marruecos y Gambia y «ha repertoriado 130 barcos que en su mayorí­a practicaban la pesca de fondo con red de arrastre que está prohibida», explicó a la AFP Michelle Ntab, directora de la organización para ífrica.

«Este tipo de pesca ilegal es una amenaza para la biodiversidad marina, sobre todo en ífrica del oeste, donde la mayorí­a de la población vive del pescado. Si un pescador tradicional tiene problemas para cubrir su cuota diaria, va a buscar otros recursos… Además habrá menos pescado en los mercados y un problema de seguridad alimentaria que participa también en dinámicas de inmigración», añadió.

Muchos expertos participantes en la reunión de la UA tení­an en mente el ejemplo de Somalia, paí­s sin Estado desde 1991 y en guerra civil, donde la piraterí­a se desarrolla de manera exponencial estos últimos años.

Pero Somalia también es caso de escuela en materia de seguridad marí­tima, ví­ctima de vertidos de residuos tóxicos y de pesca ilegal que empobrece sus aguas territoriales en detrimento de los pescadores locales, cada dí­a más tentados por la piraterí­a.

«La piraterí­a sólo se puede tratar de forma global», subraya El Ghassim Wane, director de paz y seguridad de la UA.

«Es importante restaurar la autoridad del Gobierno somalí­ de transición, y también preocuparse de las cuestiones sociales. Por ello también la comunidad internacional debe hacer más para combatir la pesca ilegal y las descargas salvajes en las costas somalí­es», estimó.

Uno de los primeros ministros adjuntos somalí­es, Abdulrahman Adan Ibrahim Ibbi, declaró el martes en Adí­s que «si la comunidad internacional quisiera limitar las acciones de piraterí­a, deberí­a ayudar a los somalí­es a prevenir la pesca ilegal por extranjeros y el vertido de residuos tóxicos en sus costas».

Instó a limpiar las costas africanas de «los contenedores de materiales tóxicos y residuos nucleares». Algunos «subieron a la superficie después del tsunami que golpeó los paí­ses costeros del océano índico» en 2004, sin precisar su localización.

Informes de expertos señalaron depósitos ilegales de productos tóxicos o radioactivos en las costas de Somalia por compañí­as extranjeras que se aprovechan de la anarquí­a en ese paí­s.