ífrica espera que el próximo Mundial de fútbol de Sudáfrica, entre el 11 de junio y el 11 de julio, el primero que se organiza en su territorio, contribuya a cambiar la imagen del continente en el resto del planeta, marcada por los conflictos armados y el hambre.
El primer Mundial africano quiere enseñar al mundo los estadios nuevos, las autopistas modernas y los aeropuertos internacionales del país organizador, la primera potencia económica del continente.
«Es la mejor oportunidad que tenemos de demostrar nuestras capacidades y reforzar nuestro atractivo en el mundo», dijo recientemente el presidente sudafricano Jacob Zuma, que aseguró que quiere promover «las inversiones extranjeras, el turismo y el comercio».
Según las previsiones, el gran evento futbolístico podría aportar a Sudáfrica medio punto de crecimiento suplementario, gracias a los ingresos derivados del torneo y a las inversiones masivas en infraestructuras.
Un estudio independiente cifra en 373.000 los visitantes durante las cuatro semanas de competición, que podrían gastarse 8.800 millones de rands (1.100 millones de dólares o 915 millones de euros).
El continente entero también se beneficiará del evento, empezando con la inversión de 70 millones de dólares de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) para mejorar los terrenos de juego y la formación de jugadores y entrenadores en varios países.
Nigeria, clasificada para el Mundial, tiene previsto organizar además una exposición para atraer a los inversores a su país, rico en petróleo.
«Queremos enseñar el enorme potencial de Nigeria», explicó a la AFP el responsable de la federación nacional de fútbol, Sani Lulu.
Pero más allá de las consecuencias económicas, el Mundial es «una oportunidad única para dar otra imagen de ífrica que no sea únicamente la de la guerra y que esté a la altura de los desafíos del mundo», afirma el presidente de la federación senegalesa de fútbol, Augustin Senghor.
«Si logramos que el Mundial sea un éxito, la mirada de los demás sobre ífrica cambiará», asegura.
«El éxito dependerá en gran parte de la capacidad del país organizador para que la competición se desarrolle sin incidentes, sobre todo relacionados con la criminalidad», subraya Casper Jangale, director comercial de la federación de fútbol de Malaui.
«Muchos turistas esperan que el Mundial se termine para visitar ífrica, pero si no hay seguridad se irán», advierte.
Los países vecinos de Sudáfrica también apostaban por la afluencia turística durante el torneo, algo que finalmente no se está produciendo.
Sólo Zimbabue espera sacar algún beneficio y sus autoridades aseguran que Corea del Norte se entrenará en su territorio y que tendrán 100.000 visitantes, la mayoría sudafricanos huyendo del fútbol.
Sin embargo las previsiones auguran que los aficionados de otros países africanos no viajarán a Sudáfrica porque no tuvieron derecho, como los hinchas locales, a importantes reducciones en el precio de las entradas.
Además el sistema de reserva a través de internet, en un continente donde sólo las élites tienen acceso a la red, dejó de lado a muchos posibles compradores.
A pesar de todo ello, se espera que 80.000 africanos viajen a Sudáfrica, la mayoría provenientes de los países vecinos, para vivir el ambiente del Mundial aunque no tengan entradas para los partidos.
Como asegura Joseph Boni, responsable de los hinchas de la selección de Costa de Marfil, lo más importante es que «la organización del primer Mundial en tierras africanas sea un gran orgullo» para todo los habitantes del continente negro.