Frases célebres de los presidentes Bush y Cí­a.


Como se supone que estoy disfrutando de merecidas vacaciones, no escribiré hoy y el sábado próximo artí­culos emanados de mi febril imaginación, sino que esta vez me fusilaré varias aseveraciones del poeta argentino Juan Gelman, exiliado en México desde que los militares de su paí­s asesinaron a su hijo y nuera, quien estaba embarazada.

Eduardo Villatoro

La agencia Altercom ha divulgado un breve glosario de disparates expresados por altos funcionarios del gobierno norteamericano, que recopiló el citado intelectual sudamericano, como lo declarado por el vicepresidente Dan Quayle, compañero del presidente George Bush padre, quien liberó verdaderos florilegios: «No es la contaminación lo que daña a nuestro medio ambiente. Lo hacen las impurezas del aire y del agua». También dijo «Es hora de que la raza humana entre al sistema solar», y » Recientemente estuve por América Latina y lo único que lamento es que en la escuela no estudié más a fondo el latí­n, para poder conversar con esa gente» (Ergo: querí­a decir latinoamericanos. Lo digo por si algún militar neoliberal no capta el sentido de la frase).

El presidente Bush padre, jefe de Qualey, tampoco carecí­a de dotes intelectuales. En conferencia de prensa declaró «No voy a analizar lo que voy a mencionar. Aunque no lo analice, no lo voy a mencionar». Impresionan sus ideas sobre la í­ndole del ser humano: «No es una exageración decir que los indecisos pueden tomar un camino o tomar otro camino»; y no se diga del alcance de su conocimiento jurí­dico: «No puedo pensar en alguna nueva ley existente en vigor que no haya existido antes».Y para no escapar a la contradicción: «Tengo opiniones propias, opiniones muy firmes, pero no siempre estoy de acuerdo con ellas»; fuera de que su cortesí­a era notoria, puesto que la vez que le ofreció asiento a una dama supo decirle que «la caballerosidad sólo está razonablemente muerta».

Coincido con el poeta Gelman, que el hijo supera al padre. Lean lo que dijo el presidente George W. Bush durante la conferencia económica en la Casa Blanca el 21 de noviembre de 2004: «Déjenme expresarlo de manera contundente. En un mundo cambiante, queremos que más gente tenga control sobre la propia vida de ustedes». En lo que atañe al sistema democrático sentenció lo siguiente: «Si este gobierno (de USA) fuera una dictadura, todo serí­a endiabladamente más fácil, siempre que yo fuera el presidente». Además, posee absoluta claridad en temas de educación: «Si se le enseña a un niño o una niña a leer, él o ella podrá aprobar un examen de lectura».

Respecto a su conocimiento de la naturaleza: «El gas natural es hemisférico. Me gusta llamarlo hemisférico porque es un producto que podemos encontrar en nuestros barrios». Asimismo, es indudable la sutileza de esta observación: «Sé que los seres humanos y los peces pueden coexistir pací­ficamente». Quizá una de sus frases lapidarias más desconcertantes fue cuando, al referirse a la intervención de su gobierno en Irak, el presidente Bush dijo: «La verdad de la historia, escuchen cuidadosamente, es que Saddam (Husayn) seguirí­a en el poder si fuera el presidente de Estadios Unidos, y el mundo serí­a mucho mejor».

El gobernante del imperio es capaz de abordar cualquier tema, porque la información que posee es rica en todos los campos. Por ejemplo, la medicina: «Demasiados médicos que son buenos están abandonando la profesión. Demasiados obstetras y ginecólogos ya no son capaces de practicar su amor con las mujeres de todo el paí­s». Respecto a la literatura, comentó: «Laura (su mujer) me dijo que tení­a qué leer a Camus. También leí­ tres Shakespeare. Tengo una lista de lectura ec-a-léctica».

En cuanto al comercio internacional, Mr. Bush señaló: «Es evidente que nuestra nación depende del petróleo extranjero, porque nuestras importaciones de petróleo provienen cada vez más del extranjero. En lo que atañe al conocimiento de sí­ mismo, en otra conferencia de prensa, declaró: «Pienso que si uno sabe lo que cree, le resulta mucho más fácil contestar preguntas. No puedo contestar su pregunta» (dirigiéndose a un periodista). Sobre el más allá: «Uno nunca sabrá cómo contarán su historia hasta mucho después de haber muerto».

Es categórico es en lo que corresponde a la latitud de su mandato: «Soy el que comanda, no necesito explicar por qué digo cosas. Es lo interesante de ser presidente».

En lo que estoy totalmente de acuerdo es en la primera parte de su enunciado, debo advertir, cuando enfatizó: «No me gustan los brócolis y no me gustaban cuando era niño y mi madre me obligaba a comerlos. Soy el presidente de Estados Unidos y no voy a comer brócoli nunca más».

(Renhé Romualdo Leyba, con su petate bajo el brazo y listo para dar el ranazo, también recuerda lo que dijo un dictador chileno que hace poco estiró las patas: «Antes de hablar, quiero decir algunas palabras»)