Franz Joseph Haydn: su música


La sinfoní­a

Con razón se le ha llamado a Joseph Haydn Padre de la sinfoní­a, no sólo por el gran número de obras de este género que compuso -se conocen numeradas 104, pero se supone que muchas se extraviaron o fueron desechadas por el mismo compositor-, sino por haber afirmado y consolidado este género que, en el estilo clásico quedó definido como una obra para orquesta en cuatro movimientos, siendo éstos: primero alegro, segundo adagio o andante, tercero minueto y cuatro nuevamente allegro. El estudio de la obra maravillosa de Haydn es digno marco sonoro para Casiopea dorada y sublime esposa, primavera que vino a mí­ empapando de albas y luceros mi nostalgia y es tierna flor en que se afirma mi alegrí­a.

Celso Lara

El primer movimiento era una sonata para orquesta, en donde se exponí­a el primero y el segundo tema, continuaba con variaciones y desarrollo de estos mismos temas y finalizaba con una reexposición de los mismos.

El segundo movimiento, el adagio o el andante era lento y tranquilo, inspirado en temas populares, sencillos pero siempre encantadores. El tercer movimiento tení­a como material aires de danza, llenos de elegancia y el cuarto era un allegro muy vivo, a base de fugas presentadas con gran energí­a.

La orquesta de estas sinfoní­as se caracterizaba por una amplia colaboración de las dos masas orquestales principales (viento y cuerdas) en lugar de una división entre ambas. Joseph Haydn distribuye y reparte la melodí­a entre toda la orquesta, enlazándola de un grupo a otro a diferencia de la música barroca en la que, muchas veces, parecí­a que toda la orquesta no tení­a otra misión que seguir y apoyar al primer violí­n. En la música de Joseph Haydn no existen instrumentos principales o preferidos, naturalmente se hace la excepción de los conciertos para instrumento solista; esto hace que la melodí­a se agrande y se robustezca y que la armoní­a resulte enriquecida.

Ya hemos señalado que Luigi Boccherni fue el iniciador del cuarteto de cuerdas, pero toca a Joseph Haydn afirmar la técnica, establecer las normas definitivas a la manera clásica y terminar el trabajo iniciado antes que él. El cuarteto clásico está formado por un violí­n primero y uno segundo, una viola y un cello. Joseph Haydn asigna a cada uno de estos instrumentos su papel y sus funciones.

El violí­n primero tiene el lugar principal y el encargo de expresar el discurso fundamental de la obra, presentando cada tema; el violí­n segundo debe apoyar, colaborar y repetir lo que el primero dice, la viola ocupa un lugar un tanto individual e independiente, alegrando el discurso y dando lugar a descanso de los otros instrumentos y finalmente, el cello con su grave y solemne voz apoya al violí­n primero, asistiendo en todo lo que éste dice e interviniendo muy discretamente en pequeñas proporciones. Un cuarteto está compuesto de varios movimientos y cada uno de ellos es en sí­ una sonata para cuatro instrumentos.

Por encargo del prí­ncipe Esteban Esterhazy, Joseph Haydn escribió varias óperas, pero en este género no brilló su genio como en la música instrumental. Escritas probablemente sin convicción, siguen fielmente los modelos italianos, sin embargo en algo se manifiesta la grandeza de Haydn, las melodí­as son bellí­simas y llenas de claridad y ternura por lo que mencionaremos las obras más importantes de Haydn.

Sinfoní­as

Las más destacadas son las numeradas como a continuación se presentan:

Números 6, 49, 53, 73. Las llamadas De Paris que son las número 82, 83, 84, 86, 88 y 91 y las llamadas De Londres, las número 92, 93, 96, 97, 98, 99, 100, 101, 102, 103 y 104. Además brillan las llamadas De los juguetes. Otras obras sinfónicas son: las danzas alemanas, las sinfoní­as concertantes, el concierto para piano, Op. 21, el Concierto para violí­n en Do Mayor número 1, el Concierto para Cello Op. 101 y el Concierto para trompeta en Mi Bemol.

En 1961 se encontró en una biblioteca de Praga cubierta de polvo de más de 160 años, un paquete atado con un listón. Cuando se abrió se encontró un manuscrito musical firmado por Joseph Haydn con la partitura completa de un concierto para cello. Este ha sido ya incorporado a los repertorios de las orquestas y de los ejecutantes internacionales y se ha publicado y grabado en discos y cintas.

Música de Cámara

Entre los más famosos se encuentran los cuartetos denominados: Op. 1 en Mi Bemol, Op. 3 número 5 en Fa Mayor, Op. 33 número 2 en Mi Bemol, Op. 33 número 3 en Do Mayor, Op. 50 número 6 en Re Mayor, Op. 64 número 5 en Re Mayor, Op. 74 número 3 en Sol Menor, Op. 76 número 2 en Re Menor, Op. 76 número 3 en Si Bemol, Op. 76 número 4 en Si Bemol y Op. 76 número 5 en Re Mayor.

Trí­os

El trí­o más conocido es el Op. 32 número 1 en Re Mayor, además de trí­os acompañados de piano tales como: el Op. 63 en Re Mayor, el Op. 73 en Sol Mayor, el 73 en Fa sostenido Menor y el Op. 75 número 3 en Mi Bemol.

Clave o Piano

Además de los conciertos para estos instrumentos y orquesta las obras de mayor prestigio son la Fantasí­a en Do Mayor, las Sonatas números 20 y 27 y las Variaciones en Fa Menor Op. 83.

Oratorios

Los tres que escribió al final de su vida son: Las Siete Palabras de Cristo desde la cruz en 1797, La Creación en 1798 y Las Estaciones en 1801.

Canciones

De las numerosas canciones de Joseph Haydn se recuerdan con mayor frecuencia las siguientes: Mi madre me manda recogerme el pelo; la Canción del Marinero; Ella nunca habló de su amor, y, finalmente, el Himno Nacional de Austria .