Unos 900 incidentes como los ocurridos recientemente son registrados cada año en las instalaciones nucleares francesas, lo que demuestra según los expertos un buen control del sistema, pero son reveladores de lo peligroso de esta energía, según los ecologistas.
El miércoles, unos cien trabajadores fueron contaminados por polvo radioactivo durante una operación de manutención en el reactor número 4 de la central de Tricastin (sureste de Francia), en las inmediaciones del cual un escape de líquido radioactivo provocó una contaminación medioambiental el 7 de julio.
Según la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN), los exámenes médicos a que fue sometido el personal mostraron una «contaminación interna a niveles que no exceden, según el grupo Electricité de France (EDF) un cuarentavo del valor límite anual fijado por reglamento en el caso de un trabajador» del sector.
La ASN clasificó provisoriamente el incidente al nivel 0 de la escala INES (International Nuclear Event Scale), referente para apreciar estos incidentes, elaborado por la Agencia internacional de la Energía Atómica (AIEA).
En cuanto a las instalaciones nucleares, tres criterios entran en consideración para la calificar un incidente: las consecuencias para el entorno exterior a la instalación (escapes radioactivos que pudiesen afectar el público y el medio ambiente), al exterior del lugar, y la degradación de los sistemas de seguridad o de control técnico.
El incidente en Tricastin fue clasificado provisoriamente por la ASN al nivel 0 de la escala INES, lo que es considerado como una simple «diferencia» con respecto al buen funcionamiento de la instalación nuclear, diferente de una «anomalía» (nivel 1).
En 2007, la ASN contabilizó 842 incidentes de nivel 0 y 86 de nivel 1, pero ninguno de nivel 2, que corresponde a una «contaminación importante o una superexposición de un trabajador».
Según la organización ecologista Greenpeace, «todos esos incidentes ponen en evidencia lo peligroso de una tecnología mal controlada».
Por su parte, un colectivo europeo anunció hoy haber presentado un recurso ante las autoridades francesas para que sea cerrada inmediata y definitivamente la central de Fessenheim, la más antigua de las instalaciones francesas, situada al este, cerca de las fronteras suiza y alemana.
Según el colectivo, que reúne comunas y asociaciones francesas, alemanas y suizas, esta central, que entró en funciones en 1977, funciona con un «referente de seguridad antiguo y ya superado».
Las instalaciones de esta central, regularmente denunciadas ¨como «vetustas» por las asociaciones ecologistas, están en un estado «globalmente satisfactorio» según estimación de la ASN a fines de mayo.
«Si se estimara que la situación no es satisfactoria, la ASN reaccionaría vivamente», aseguró el director adjunto del organismo, encargado de las centrales nucleares, Fabien Féron.
«Satisfactorio» declaró también la ASN el sistema de evaluación de los contratistas exteriores empleados por el sector nuclear, aún cuando recomendó que reforzaran la vigilancia.
Los sindicatos del sector nuclear han denunciado reiteradamente la utilización masiva de contratistas externos para el funcionamiento de las centrales.
En el caso particular del incidente ocurrido esta semana en el central de Tricastin, la dosis de radiación a la que fueron expuestos un centenar de trabajadores fue considerada «sin importancia» por la ASN.
No obstante, la Comisión de investigación e información independiente sobre la radioactividad estimó que «la probabilidad de desarrollar un cáncer como resultado de esta exposición no es nula».