Francia, que acoge a partir del sábado una conferencia interlibanesa, quiere conducir a los diferentes actores políticos a entablar un diálogo para sacar al país de la crisis y reafirmar su voluntad de seguir siendo «amigo de Líbano», aunque sin esperar resultados espectaculares.
La reunión ha sido organizada por el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, que visitó Líbano a finales de mayo, poco después de la elección como presidente del país del conservador Nicolas Sarkozy.
Francia quiere dejar claro su compromiso en favor de Líbano, país crucial para su influencia en Oriente Medio, arriesgándose incluso a equilibrismos políticos para justificar la controvertida presencia en la reunión parisina del movimiento chiíta libanés Hezbolá, que es prosirio y proiraní.
Así, entre 30 y 40 representantes de los 14 partidos que componen el «diálogo nacional» libanés se reunirán del sábado por la tarde al lunes en el castillo de La Celle de Saint-Cloud, en la periferia oeste de París.
Los organizadores franceses acentúan el carácter «informal» del encuentro, que tendrá lugar a puerta cerrada y que está previsto que finalice con una conferencia de prensa de Kouchner.
«El objetivo es realizar discusiones, que sean útiles» y que «todas las partes puedan discutir como desean», declaró la portavoz de la Cancillería francesa, Pascale Andreani.
Francia espera poner en marcha las discusiones sobre el delicado tema del «refuerzo del Estado libanés», un asunto que paraliza el país desde noviembre de 2006, tras la dimisión de los miembros prosirios del gobierno de Fuad Siniora, al que apoyan los países occidentales y la mayoría de los árabes.
Ante la dificultad del objetivo, los diplomáticos franceses se han esforzado en quitar importancia a la reunión.
«Es una iniciativa clara, sencilla, amistosa y modesta», resumió un diplomático francés implicado en la preparación del encuentro al advertir que es preferible evitar las «expectativas excesivas».
Francia ya ha asegurado no querer plantear planes «claves» para resolver esta situación antes de la crucial elección presidencial libanesa, prevista para finales de septiembre.
«Será una conferencia de reanudación del diálogo, de restablecimiento de la confianza. Si hay negociaciones es en Líbano donde deben tener lugar», aseguró el mismo diplomático, que pidió el anonimato.
En todo caso, y pese a las «expectativas extremadamente moderadas para la reunión» parisina, Francia tiene una baza en su poder, subrayó Barah Mijail, especialista en Oriente Medio en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).
«Si hubiera sido Washington el organizador, las fuerzas de la oposición se habrían negado a acudir», consideró.
En este contexto, la presencia de los delegados de Hezbolá, la principal fuerza de oposición al gobierno de Siniora, sigue siendo un punto delicado.
Francia ha multiplicado sus declaraciones asegurando que no pide la inscripción de ese movimiento –a la vez milicia armada y potente partido político– en la lista europea de grupos terroristas.