Un avión francés enviado por París para socorrer a la colombo-francesa Ingrid Betancourt, rehén de las FARC desde 2002, llegó la madrugada de hoy a Bogotá, mientras se aguarda un pronunciamiento público de esa guerrilla.
El aparato, un Falcon 50 con equipo médico, aterrizó en la madrugada en el aeropuerto militar de Catam de Bogotá procedente de Fort de France, en la isla caribeña de Martinica.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), que desde el 23 de febrero de 2002 mantienen secuestrada a Betancourt no se han pronunciado sobre el envío de esta misión, aunque la agencia Anncol, que difunde información de esa guerrilla, la descalificó.
«Hasta para una liberación unilateral se necesita que las partes acuerden algún mecanismo, de seguridad al menos. Extraña que el presidente (francés), Nicolás Sarkozi, sea tan ingenuo y el CICR (Comité Internacional de de la Cruz Roja) lo acompañe en tan peligrosa aventura», señaló la agencia en Internet.
Mientras el avión francés aguarda, el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, y el comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, se reunieron para analizar «varios aspectos de la misión médica» aprobada previamente por Bogotá, dijo una fuente de la sede presidencial.
En Bucarest, el presidente Sarkozy se mostró hermético respecto a los detalles del plan. «Tengo noticias, pero, teniendo en cuenta lo delicado de este tema, no quiero decir nada. La misión partió», declaró en una conferencia de prensa al margen de la cumbre de la OTAN.
Pero antes, una fuente de la presidencia francesa admitió en París que no se ha obtenido respuesta de la guerrilla al plan que dispuesto por Sarkozy después que se conocieran insistente versiones de que la salud de Betancourt, de 46 años, es muy grave. «No tenemos respuesta de las FARC», señaló.
Betancourt forma parte de un grupo de al menos 39 cautivos de las FARC, proponen canjear por 500 insurgentes presos en cárceles colombianas y dos en Estados Unidos.
El grupo de rehenes incluye además a tres estadounidenses, tres políticos y decenas de militares y policías colombianos, algunos de ellos secuestrados por más de diez años.
En San José del Guaviare, una ciudad de 65 mil habitantes a 400 km al sureste de Bogotá, que es la capital de una extenso departamento selvático de más de 42 mil km en el sureste del país, continuaban los preparativos para recibir la misión.
De acuerdo con versiones coincidentes de autoridades civiles y de la iglesia Católica del Guaviare, varios campesinos testimoniaron que vieron a Betancourt, muy deprimida y que padece hepatitis B y leishmaniasis.
La jefe de la misión en Colombia del CICR, Barbara Hintermann, declaró que ese organismo no tiene información de primera mano sobre el real estado de salud de la rehén, que según su hijo Lorenzo Delloye, emprendió una huelga de hambre y «corre hacia la muerte», en un «último combate» por su liberación.
En el mismo sentido, el presidente colombiano ílvaro Uribe afirmó hoy a la televisión francesa que su gobierno no ha podido confirmar los informes sobre la salud de Betancourt.
«No tenemos ninguna confirmación. El ejército y la Policía fueron a muchos lugares, hablaron con mucha gente y nadie confirmó las malas noticias que corrieron», dijo a la cadena FR3.
La semana pasada, en respuesta a esas versiones, Uribe expidió un decreto que le permite excarcelar a todos los guerrilleros, incluyendo los acusados de delitos de lesa humanidad, y dijo que bastaría con que las FARC entregue a Betancourt para dar por comenzado el canje.
Pero la guerrilla exige que para negociar ese intercambio, el gobierno ordene primero desmilitarizar por 45 días las un territorio de 800 km2 en el suroeste del país que incluye las poblaciones de Pradera y Florida, vecinas a Cali -la tercera ciudad colombiana- y que los rebeldes excarcelados puedan regresar a las filas insurgentes.
El presidente francés Nicolas Sarkozy dijo hoy en Bucarest tener «noticias» sobre la misión lanzada por Francia para tratar de ayudar a la rehén franco-colombiana de la guerrilla de la FARC, Ingrid Betancourt, pero se negó a dar el menor detalle al respecto.
En la misma sintonía, el presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió «máxima prudencia» ante esa iniciativa francesa, de cuyos detalles España está al corriente al integrar junto a Francia y Suiza el grupo de contacto internacional para liberar a los rehenes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
«Debemos tener la máxima prudencia para que pueda culminar con éxito esta misión humanitaria», dijo un reservado Zapatero en una conferencia de prensa al margen de la cumbre de la OTAN en Bucarest.
Poco después, Sarkozy rechazó hacer comentarios sobre el avión de esta operación humanitaria francesa enviado a Colombia, adonde llegó hoy, mientras se espera una respuesta de la guerrilla de las FARC para mantener un encuentro con la rehén.
«Tengo noticias, pero, teniendo en cuenta lo delicado de este tema, no quiero decir nada. La misión partió», se contentó en responder Sarkozy durante una conferencia de prensa con la canciller íngela Merkel.
Al ser consultada, una fuente de la presidencia francesa indicó que el avión que transportaba a los miembros de esa misión había llegado a Colombia y precisó que Francia no tenía por el momento «respuesta de las FARC».
«Es extremadamente complicado tener contactos con las FARC. Desconfían después de lo ocurrido con Raúl Reyes», señaló en Bucarest un alto responsable francés, en referencia a la muerte del número de la guerrilla a manos del ejército colombiano en un operativo en territorio de Ecuador el pasado 1 de marzo.
«Es muy difícil, pero es necesario esperar. Es ahora que hay que ir. Se fuerza el destino, por supuesto, pero, ¿qué se gana esperando para recuperar un féretro?», preguntó.
El canciller español, Miguel íngel Moratinos, había indicado anoche en Bucarest que los gobiernos de España, Francia y Suiza mantuvieron ese día una reunión en París para planificar la misión humanitaria lanzada en Colombia.
Por el lado español, participó en el encuentro el director general de Iberoamérica, Javier Sandomingo, había precisado Moratinos, dejando en claro el apoyo «político y diplomático» de España a la misión.
Ingrid Betancourt fue secuestrada en febrero de 2002 y, junto con tres estadounidenses, policías y militares colombianos, forma parte del grupo de al menos 39 rehenes y prisioneros que esa guerrilla pretende canjear por unos 500 rebeldes encarcelados por las autoridades de Bogotá.