Francia se lanzó a una carrera contra el reloj para justificar ante la ONU, antes del 13 de mayo de 2009, su pedido de exensión de su plataforma continental que le permitiría ganar cerca de un millón de km2 de soberanía nacional con sus potenciales riquezas.
Como los otros estados costeros signatarios de la convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, Francia debe obtener luz verde para hacer pasar su zona económica exclusiva (ZEE) de 200 a 350 millas marinas, el límite máximo.
Para ello debe «aportar la prueba, mediante estudios científicos, que la extensión reivindicada constituye una prolongación natural de la plataforma continental situada antes de los grandes fondos» marinos, explica Walter Roest, responsable de los estudios preliminares para el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer).
Francia coordina sus estudios científicos y sus trámites diplomáticos en el marco de un programa interministerial llamado «Extraplac» (Extensión de la Plataforma Continental).
Con unos 11 millones de km2, Francia ostenta el segundo dominio marítimo más grande después de Estados Unidos. Su extensión abre la perspectiva de explotación de nuevos recursos naturales, como petróleo, gas o yacimientos mineros.
Los recursos de las zonas de extensión «generalmente no se pueden valorar a corto plazo porque se situan a profundidades bastante importantes que apenas se pueden alcanzar o no se pueden alcanzar con las tecnologías actuales. Pueden serlo sin embargo a medio o largo plazo» estiman los responsables de Extraplac.
Un primer pedido de extensión fue depositado en 2006 ante la Comisión de los Límites de la Platafora Continental (CLPC) de la ONU, para el Golfo de Gascoña (oeste de Francia y norte de España) y el Mar Céltico (entre sur de Irlanda y oeste de Gran Bretaña) conjuntamente con estos países.
En 2007 presentó los informes respectivos para la Guyana francesa (noreste de Suramérica), y el archipiélago de Nueva Caledonia, en Oceanía, tras un acuerdo con Australia.
Así mismo inició acciones conjuntas con Sudáfrica para un pedido conjunto de extensión de la plataforma continental en la zona del archipiélago francés de Crozet y las islas surafricanas de Marion y Prince Edwards, en el sur del Océano Indico.
El asunto de las Islas Kerguelen, en la misma región, está en preparación mientras que el de Tierra Adelia, en el Antártico, se trata de forma especial ya que este territorio está incluido en el tratado internacional sobre el Antártico que lo coloca fuera de la soberanía nacional.
Así como Francia, unos cincuenta estados podrían presentar pedidos ante la ONU para la extensión de su plataforma continental.