Frágil como el amor, de Luz Méndez de la Vega


Frágil como el amor, es el más reciente libro de la escritora guatemalteca Luz Méndez de la Vega.


Grecia Aguilera

Dios hizo a Luz y su palabra. Palabra verdadera, cadenciosa, sonora, inerme, ineludible, obligatoria, fuerte e indetenible. Y continúa, una vez más, otra vez, entregándonos caudales de imágenes auditivas que nos exigen sumergirnos en el mundo más sublime: el mundo de la poesí­a. En este libro «Frágil como el amor», Luz ilumina su yo interno, cual pez abisal, para traer a la superficie ráfagas de fosforescencia, testimonios del pasado, dudas del futuro, preguntas sin respuestas. Sus dedos se multiplican como actinias y escriben esos versos de vida, amor y dolor, con el material de las estrellas. Frágil como el amor -variaciones sobre tiempo y olvido-, se divide en cuatro secciones: «Huellas en la arena», en donde encontramos el poema «Semejanza», el cual posee un estudio profundo del sentimiento interior de los seres humanos; en la segunda sección, «Testimonios», descubrimos los poemas «Taller de reparación» y «Ritual»; en este último sentimos que las lágrimas se vuelven celofán en nuestra alma. La tercera sección titulada «Relojes y calendarios», ha cautivado mi atención, por ser el tiempo uno de los temas de mi preferencia. En esta sección están los poemas «La hora en blanco», «Paradoja» y «Los relojes de Dalí­», en donde Luz escribe en la primera estrofa: «Detrás y adelante del tiempo/ este momento se dobla/ -dúctil e inerme-/ entre los duros brazos/ inexorables/ y la ardorosa urgencia/ del nuevo instante/ que lo consume». La cuarta sección es la titulada «Claroscuros»; aquí­ se fusiona el espí­ritu de Luz a las raí­ces de la tierra, y brota del misterio hacia el espacio infinito. El libro está dedicado al más noble poeta del amor, Pablo Neruda, «inmenso, inolvidable océano poético», por lo que al inicio de cada sección y en algunos de los poemas se encuentran epí­grafes del bardo. Esta dedicatoria es el resultado de haber recibido Luz Méndez de la Vega, la valiosa distinción «Medalla Presidencial Conmemorativa del Centenario del Nacimiento de Pablo Neruda», en el año 2004. Librerí­as Artemis Edinter, que preside el destacado editor Jesús Chico, abre nuevamente sus gloriosas puertas a la sabidurí­a, con la publicación del magní­fico poemario de Luz Méndez de la Vega, el cual le será entregado a su autora el martes 22 de julio a las 18:30 horas en la Biblioteca Walt Whitman del IGA. A continuación transcribo para ustedes dos poemas del libro «Frágil como el amor»:

RITUAL


Alcé sobre la colina

un altar de sacrificios.

Y me dije:

-No hay que dejar vivir

a la incauta ternura,

en este sitio amargo

donde se nutre

jaurí­a de filosas

miradas y palabras.

Implacable,

condené sueños

y sonrisas,

las voces dulces

de los cariños,

la fulgurante huella

de las pasiones,

con sus tronchadas rosas

y ajados recuerdos,

que no querí­an morir

y pedí­an clemencia.

Pero cerré los oí­dos,

y frí­a y solemne

sin compasión,

indemne

a añoranzas y suspiros,

pude finalizar

la sangrienta masacre.

Luego,

hice una hoguera

en la que ardió

lo que restaba:

de lágrimas y sangre.

Sólo, así­, pude quedar

-única sobreviviente-

testigo de la historia

de mi propio cementerio.

EPíLOGO

A los que vienen detrás

y borran con sus pasos

nuestras huellas,

nuestras voces,

y nuestros nombres,

les recuerdo:

que este mundo

ha sido nuestro,

y antes

de otros,

y de otros

y de otros infinitos

olvidados nombres.

Borradas fechas

de heroí­smos

fueron

sus historias.

Perdidos pasos

entre el dolor

y el gozo.

Inexistentes

testimonios,

en la fugaz

memoria del tiempo.

Por lo que sólo vale:

vivir plenamente:

con amor,

con sueños,

con alegrí­a,

con gozos,

y con esperanzas,

o con igual

intensidad

vivir,

cuando llegan:

el dolor,

la angustia,

el miedo,

la cólera,

la soledad

y la desesperanza.

Certezas de estar vivos,

paradójicos claroscuros

que nos rescatan

del bostezo y del hastí­o.