Entiendo que titulares como éste le caigan muy mal a quienes gobiernan. No es crítica sino reclamo, pues llevan más de cinco meses de estar tropezándose a diario en un camino por demás accidentado. Lo advertimos a tiempo, dijimos con claridad meridiana que si no llevaban un equipazo para trabajar, era mejor que no se metieran a camisa de once varas y tristemente, la única que lo aceptó con amargura fue la Vicepresidenta, quien dijo en reciente oportunidad que no contaban con los “cuadros” necesarios para sacar avante la promesa del cambio, una y mil veces ofrecido.
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Si al ingeniero Medina le hubieran encargado el abastecimiento eficaz para la invasión de Europa los Aliados el Día “D”, seguramente Hitler les hubiera dado una goleada de padre y señor mío. La entrega de los fertilizantes ha sido un fracaso tal que siguen las politiquerías de siempre. Que si el alcalde mete sus manos; que si el partido oficial acapara; que no llegaron los camiones; que la gente no se organiza o cualquier cosa que se les ocurra. Lo cierto es que ya empezó a llover y la gente sigue esperando al igual que agua de mayo sus indispensables fertilizantes.
De caminos y obra pública mejor ni hablemos. Da grima ver la portada del Diario La Hora del sábado pasado donde se aprecia el puente Cantón Central I, de Santa Cruz Chinautla, que lleva dos años y no lo pueden pasar ni en bicicleta. ¿Y qué me dicen del flamante ministro sin finiquito? Bueno, Dios no permita que nuestros huesos vayan a parar a uno de tantos hospitales nacionales o centros de salud, porque la cantaleta sigue siendo la misma -¿Y qué quiere que haga, si no hay antibióticos, mucho menos vamos a tener para sacar tomografías?
Claro, es fácil echarle la culpa a otros de los males que se padezcan, pero se olvidan que una vez detectadas las anomalías o los problemas que puedan impedir que el vehículo gubernamental camine como Dios manda, es problema del ejecutor, con todo y sus empleados, ponerlo a caminar. Y, si aun así no funciona, entonces hay que cambiar las piezas defectuosas, porque no hay derecho que tengamos un multimillonario presupuesto de gastos de la nación para que sigamos chillando que no alcanza, mientras la burocracia, como siempre, se rasque el ombligo tranquilamente. Y lo anterior va para los empleados menores, como para los diputados, ministros, viceministros, magistrados y cuanto encopetado funcionario se ufane de ser un servidor del pueblo, cuando realmente es una carga y vaya si no es muy pesada. Por favor señores mandatarios y designados por favor véanse en el espejo del expresidente paraguayo Fernando Lugo. No hubo tal golpe de Estado. Él se cayó solito, porque además de incumplir promesas electorales de lo más simples y sencillas, también defraudó a sus electores en todo sentido.