«Lo intentamos enérgicamente, insistimos y volvimos a insistir, pero corresponde a nuestros amigos (srilanqueses) permitirlo o no», afirmó el canciller francés, Bernard Kouchner, en rueda de prensa tras una reunión con su homólogo srilanqués.
El canciller británico, David Miliband, también afirmó que las conversaciones habían fracasado, recordando al gobierno de Sri Lanka que los llamamientos a un alto el fuego son «sólo para salvar civiles» y no a los insurgentes Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE).
«Ha llegado la hora de que los combates se detengan», afirmó Miliband. «Los progresos militares de Sri Lanka han sido espectaculares, pero ganar la paz es tan crucial como ganar la guerra», agregó.
Kouchner y Miliband visitaron, junto a un puñado de periodistas, incluyendo a un fotógrafo de la AFP, un campo en Vavuniya, a 80 km al sudoeste de la zona de combates, donde viven unos 200.000 refugiados que escaparon en los últimos meses.
Las autoridades srilanquesas afirman que están a punto de lograr la victoria después de 37 años de violencia, ahora que los guerrilleros están acorralados y diezmados en una estrecha franja costera en el noreste de la isla de 10 km 2.
El gobierno sostiene que cualquier tregua permitiría que los rebeldes se reagrupasen.
La preocupación de la comunidad internacional es que decenas de miles de civiles tamiles se encuentran atrapados entre dos fuegos y no pueden escapar a los combates.
La semana pasada, un documento de las Naciones Unidas que circuló en Colombo afirmaba que unos 6.500 civiles podrían haber muerto y otros 14.000 podrían haber sufrido heridas durante los combates de este año.
Unos 110.000 civiles escaparon de la franja de territorio controlada por los guerrilleros tamiles en la costa noreste de la isla, de unos 10 km2, luego de una violenta ofensiva militar.
Sin embargo, la ONU estimó que unos 50.000 civiles todavía están atrapados en la zona de conflicto, mientras que el gobierno sostiene que son menos de 20.000.
Los equipos de las agencias de ayuda dijeron que en los campos de refugiados hay superpoblación, escasez de alimentos y una situación sanitaria desesperante.
En vísperas de la visita de los dos cancilleres, las autoridades de Sri Lanka anunciaron que habían negado al ministro de Relaciones Exteriores sueco, Carl Bildt, una visa para que integrase esa misión de paz, desencadenando un enfrentamiento diplomático con la Unión Europea.
Un funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores srilanqués indicó que Colombo ya había hecho suficiente al permitir el viaje de Miliband y Kouchner.
«El ministro sueco también quería subirse al carro y nosotros dijimos que no», afirmó este responsable. «Algunos creen que pueden aterrizar en nuestro aeropuerto y esperar un tratamiento de alfombra roja», añadió.
Bildt dijo que este desaire era «un comportamiento sumamente extraño» y que había llamado a consultas al embajador sueco en Colombo.
Las autoridades srilanquesas acusan regularmente a los responsables occidentales y a las agencias humanitarias de apoyar al LTTE.
Aunque el LTTE ha sido acusado de utilizar a los civiles como escudos humanos, el responsable de la ONU de derechos humanos afirmó que los dos beligerantes podrían ser culpables de crímenes de guerra en este prolongado conflicto.
La marina de guerra de Sri Lanka afirmó que hundió a seis barcos rebeldes y que al menos 25 guerrilleros murieron en una batalla naval el miércoles de madrugada.