El equipo del depuesto presidente Manuel Zelaya aseguró la madrugada de hoy que «fracasó el acuerdo» que buscaba una solución pacífica a la crisis de Honduras, y culpó al gobierno de facto de Roberto Micheletti.
«Fracasó el acuerdo por culpa de Micheletti (…) vencido el plazo y (por) no convocar al Congreso Nacional» para la restitución de Zelaya, afirmó Jorge Arturo Reina, miembro de la Comisión de Verificación en representación del depuesto presidente, en el hotel donde se reunían los demás miembros de la Comisión.
La gota que rebasó el vaso de los «zelayistas» fue que Micheletti anunció hacia las 23H50 (05H50 GMT) la integración de un gabinete que calificó como de «unidad y reconciliación» a pesar de no contar con miembros nombrados por el mandatario depuesto.
Minutos después de la comparecencia de Reina, Zelaya sentenció a través de la radio Globo: «Prácticamente hemos decidido no continuar con este teatro del señor Micheletti».
«La comunidad internacional tendrá que ver cuáles son las medidas» que siguen tras el fracaso del acuerdo, añadió el mandatario depuesto, que se encuentra refugiado en la embajada de Brasil desde el 21 de septiembre.
Poco antes, Micheletti había presentado su gobierno de «unidad y reconciliación» que no incluye a ministros de Zelaya, aunque el presidente de facto dejó abierta esta posibilidad.
«Hemos finalizado la conformación del gabinete de unidad y reconciliación dentro del límite establecido dentro del cronograma del Acuerdo Tegucigalpa/San José» el 5 de noviembre, precisó Micheletti hacia las 23H50 (05H50 GMT).
El Acuerdo Tegucigalpa/San José Diálogo de Guaymuras contemplaba la formación de un gobierno de unión y reconciliación nacional a más tardar el jueves y deja en manos del Congreso Nacional la restitución de Zelaya en la presidencia, de donde fue expulsado el 28 de junio por un golpe de Estado.
Según el acuerdo, el Congreso debe decidir sobre la restitución de Zelaya, pero no tiene plazo para hacerlo.
Pero Zelaya se negó a presentar candidatos para ocupar carteras ministeriales, como se lo pidió Micheletti, si antes no era reintegrado en el cargo «revirtiendo el golpe de Estado», para lo cual estableció un plazo que culminaba a las 06H00 GMT de este viernes.
Según el presidente de facto, el gabinete de «unidad y reconciliación» refleja «el amplio espectro ideológico y político de nuestro país, cumpliendo estrictamente con la letra del acuerdo».
«A pesar de que el señor Zelaya no envió a los miembros de la Comisión de Verificación los nombres de los ciudadanos y ciudadanos que pudieran integrar nosotros mantenemos abierta la buena voluntad (y) la oportunidad para que otros hondureños también puedan integrar el gobierno de conciliación nacional», dijo.
Por su parte, Zelaya exige que el Congreso se limite a derogar cuanto antes un decreto del 28 de junio que lo depuso y colocó en su lugar a Roberto Micheletti.
Según el ex presidente chileno, Ricardo Lagos, uno de los integrantes de la Comisión de Verificación, Micheletti ofreció renunciar al cargo una vez instalado el gobierno de unidad nacional.
«Una vez constituido (el gobierno de unidad), obliga a la renuncia del presidente de facto, Micheletti. Es un paso muy importante, en la conversación que tuvimos con él, ofreció la renuncia», dijo el ex presidente chileno en una conferencia de prensa en Santiago de Chile.
En medio de tanta incertidumbre, Venezuela y otros aliados de Zelaya, como Brasil, Ecuador, Bolivia y Nicaragua han empezado a presionar a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que no se reconozcan las elecciones del 29 de noviembre en caso de que el presidente depuesto no sea restituido antes.
Sin embargo, según el senador republicano Jim DeMint, Estados Unidos sí reconocerá el resultado de las elecciones hondureñas aunque Zelaya no haya sido restituido, o si ello ocurre después de los comicios. Algo que todavía no han afirmado o desmentido desde la Secretaría de Estado.