Fotógrafo de AFP liberado vuelve a Perú


Liberación. Jaime Rázuri, el fotógrafo de la AFP que fue cautivo en Gaza, fue liberado, y pronto regresó a su paí­s, Perú.

El fotógrafo peruano de la Agencia France Presse Jaime Rázuri, liberado sano y salvo ayer después de una semana de cautiverio en manos de un gran clan familiar en Gaza, se disponí­a hoy a regresar a Perú tras agradecer a las autoridades peruanas por su intervención.


Jaime Rázuri se declaró «muy feliz y lleno de energí­a», hoy en Jerusalén.

El fotógrafo, de 50 años, fue liberado el domingo en la noche y entregado a los servicios de seguridad palestinos, que le llevaron inmediatamente a la sede de la presidencia, donde se reunió con sus colegas de la AFP.

«Estoy muy bien. Mis secuestradores me trataron bien y me alimentaron bien. Estoy muy feliz de estar afuera», fueron sus primeras palabras. «No era un hotel de cinco estrellas, pero estaba bien. Agradezco a todas las personas que permitieron mi liberación», agregó.

Vestido con un anorak azul, con la barba bien recortada, Jaime Razuri habló por teléfono con el presidente palestino Mahmud Abas.

Luego, acompañado por diplomáticos peruanos y franceses, atravesó el paso de Eretz para dirigirse a Jerusalén, donde esperarí­a un vuelo a Lima hoy en la noche.

«Me preguntaban todos los dí­as cómo estaba la comida, si tení­a frí­o. Se preocupaban por mí­, y yo lo interpretaba como una señal de que no querí­an hacerme daño. Me daban una esperanza», afirmó el fotógrafo.

El lugar donde estaba detenido era «una habitación de tres metros por cuatro o cinco (…) habí­a un colchón pequeño en el suelo, y me dieron una frazada y una almohada», precisó.

«No tení­a ni idea de que me iban a liberar hasta el momento en que lo hicieron», recordó Rázuri.

«Se aparecieron y me dijeron ’lávate la cara que te vamos a liberar’. Me puse los zapatos como pude y esperé un rato», recapituló.

«La persona que me anunció la liberación recibió un llamado. Bajé y salí­ del lugar. Era una especie de laberinto. Y cuando me di cuenta estaba en el Palacio Presidencial», donde fue entregado por los servicios de seguridad palestinos y se reunió con sus compañeros de la AFP poco antes de las 18:00 horas.

«Es una gran victoria», exclamó el ministro de Relaciones Exteriores José Antonio Garcí­a Belaúnde en Perú, donde las cadenas de radio y televisión interrumpieron sus emisiones.

Junto a la madre del fotógrafo, Delia, el ministro repitió que su paí­s «no habí­a negociado con los secuestradores».

Garcí­a Belaúnde destacó «la colaboración y los esfuerzos de los gobiernos de España, Francia, Egipto, de la representación de la ONU en Palestina, así­ como los del presidente palestino Mahmud Abas.

El canciller agradeció en particular al ministro español de Relaciones Exteriores, Miguel íngel Moratinos, «que hizo suya la causa» de la liberación de Jaime Rázuri.

En Gaza, el diputado y hombre fuerte del Fatah Moahamed Dahlan, que actuó por su liberación, se declaró «feliz de que esto haya terminado bien».

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy, saludó la liberación, agradeciendo «a todos los que participaron en ella».

El presidente de la AFP, Pierre Louette, expresó «su inmenso alivio: es una formidable noticia para Jaime, su familia y toda la AFP que se habí­a movilizado por él desde hace siete largos dí­as. Jaime está sano y salvo, podrá retormar muy rápido su trabajo, exigente y peligroso y continuando dar para ver y para comprender el mundo, una libertad esencial que debe ser defendida harduamente».

«Quiero agradecer muy calurosamente a todos aquellos que desde los primeros minutos se movilizaron, a los servicios del presidente palestino Mahmud Abas y del gobierno Haniyeh, a las autoridades diplomáticas francesas y peruanas», prosiguió Louette.

El fotógrafo habí­a sido capturado el 1 de enero por cuatro hombres armados al pie del inmueble de la oficina de la AFP en Gaza cuando volví­a de un reportaje.

Según fuentes de los servicios de seguridad palestinos, Jaime Rázuri estaba en manos de un gran clan familiar que lo retení­a en un barrio de Gaza.