Dieciocho cadáveres fueron exhumados de varias fosas clandestinas en el oeste de México tras la detención de dos decenas de policías que confesaron trabajar para un cártel de la droga y revelaron el lugar de las tumbas colectivas, informó un funcionario ayer.
Las autoridades dijeron que podrían encontrar más cadáveres mientras sigue la excavación de ocho tumbas.
Algunos de los cuerpos estaban amordazados y tenían marcas de tortura y no había mujeres, dijo el funcionario de la autoridad judicial, quien habló a condición del anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa.
No se ha revelado las identidades de las víctimas ni el motivo de los asesinatos.
Las ocho fosas fueron localizadas en la localidad de La Barca, cercana al lago de Chapala, que es popular entre turistas y jubilados estadounidenses.
La Barca —en el estado de Jalisco, en los límites con el estado de Michoacán— está en una zona de guerra territorial entre el cártel de los Caballeros Templarios y el Nueva Generación.
El macabro descubrimiento se dio mientras el gobierno tiene dificultades para frenar la violencia en Michoacán, donde los habitantes han formado grupos de autodefensa para combatir a los Caballeros Templarios, un grupo seudorreligioso.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto dice que los homicidios han disminuido a pesar de que el estado de Michoacán lidia con un nivel sin precedente de ataques. A finales de octubre, criminales atacaron instalaciones eléctricas del estado y dejaron de cientos de miles de personas sin energía.
El hallazgo de las fosas comunes sigue a la captura de 22 policías y otros tres hombres que son sospechosos de la desaparición de dos investigadores federales. Los vehículos vacíos donde viajaban los dos agentes fueron encontrados quemados a comienzos de este mes.
El oficial dijo que los dos agentes no están entre los cuerpos exhumados en los últimos seis días.
El funcionario agregó que los policías detenidos confesaron haber entregado a los dos investigadores al cártel Nueva Generación. También confesaron a las autoridades que ellos filtraban información al grupo criminal.
Pese a los esfuerzos para acabar con la corrupción en las dependencias de la policía, muchos policías trabajan para los narcotraficantes. La semana pasada, militares y policías federales ingresaron al puerto michoacano de Lázaro Cárdenas, un importante punto de ingreso, donde destituyeron a toda la fuerza policial.
Otras áreas en el oeste y sur de México siguen sufriendo por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y bandas criminales o entre miembros de cárteles rivales.
Por otro lado, en el sur del país, en el estado de Guerrero, las autoridades exhumaron el jueves los cuerpos de cinco hombres y una mujer en un huerto de limones cerca de una autopista.
Aunque la procuraduría estatal no dijo si algún cártel es sospechoso del ataque, la zona costera del Pacífico también ha sufrido una ola de violencia, haciendo que emerjan grupos de autodefensa para luchar contra los Caballeros Templarios.