Fortalecer la justicia



Siempre hemos dicho que el Ministerio Público fue diseñado, en su forma e integración actual, como un instrumento al servicio de la impunidad y lo confirman los hechos y, sobre todo, las estadí­sticas sobre la ausencia de resultados para aplicar la justicia a quienes incurren en distintas formas de delito. El talón de Aquiles de la Fiscalí­a está en su incapacidad para investigar los hechos y ello está en í­ntima relación con la falta de recursos y de personal calificado para darle seguimiento a todas las denuncias que se presentan diariamente y a todos los crí­menes de alto impacto que cotidianamente afectan a la sociedad guatemalteca.

En ese sentido, cuando se habla de que el paí­s se puede componer con mano dura es necesario preguntarnos a quién se le aplicará tan severa receta si no disponemos de los medios para establecer fuera de toda duda razonable quiénes son los responsables de los crí­menes y si no tenemos elementos para probar la autorí­a de los delitos. En otras palabras, no podemos pretender que el problema de la inseguridad se resuelva si no es por la ví­a de la administración eficiente y cumplida de la justicia, porque cualquier otra salida prostituye al Estado y hace deleznables los frutos.

Claro está que en determinado momento y ante la desesperación de la ciudadaní­a, exista la tentación de repartir leña parejo a todo lo que parezca tener ví­nculos con las distintas formas de bandas criminales, pero lo que una sociedad necesita es certeza absoluta de que la justicia se está aplicando de acuerdo con la ley. Certeza de que quien la hace la paga, y eso no se logra sino mediante el fortalecimiento del sistema judicial y de las áreas de investigación para sustentar con pruebas las acusaciones que se hagan contra los criminales.

Una parte del problema está en la asignación de recursos porque la investigación penal no es barata. Pero fundamentalmente el problema está en la ausencia de voluntad polí­tica para revertir un sistema que no funciona y que, como decimos, fue diseñado para beneficio de los que violaban la ley. La inspiración pudo estar en la protección de los agentes del Estado que se enfrentaban a los grupos revolucionarios, pero la consecuencia ha sido el manto de la impunidad que tanto beneficia ahora a las estructuras del poder paralelo que están gozando del beneficio de la certeza de que no se puede llegar a ellos porque tienen control de las escasas instancias existentes de investigación.

Ahora que se empieza a calentar el año electoral, es necesario que se nos diga cómo van a enfrentar el problema de la ausencia de justicia en el paí­s y cómo es que se puede combatir efectivamente la inseguridad que nos afecta como ciudadanos. Y hace falta más que palabras y discurso porque lo que necesitamos es propuesta seria, fundada y concreta sobre cómo lograr el objetivo.