Formación ética del abogado


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“Las normas éticas se convierten en jurídicas cuando adquieren relevancia para la convivencia y el grupo social considera que deben ser obligatorias. La moral tiende a lograr la perfección del hombre y el derecho, la de la convivencia” (José Campillo Sainz) Dedicado a los futuros Abogados

Rolando Alfaro Arellano


Iniciamos una nueva serie de artículos motivados por el descontrol y desorden moral que en los últimos años se ha observado en nuestra Sociedad, fenómeno que a nadie le es extraño.

El guatemalteco, en general, ha perdido sensibilidad social y humana,  y,  en lugar de progresar cada vez, retrocede en lo intelectual, cultural y participación política.   En ese sentido,  como un ejemplo,  algunos sectores critican y son apáticos en ofrecernos soluciones que tiendan a resolver la problemática social que, en mayor o menor caso, se viene agudizando en todos y cada uno de los habitantes del territorio nacional.

Nadie quiere participar, nadie quiere cooperar para encontrarle salida a la crisis social, económica y política que a diario se observa en algunos sectores.                                                                                         

Asimismo, el malinchismo (amor a lo extranjero), es más que evidente, y, se llega al extremo de ignorar el trabajo de los guatemaltecos que a diario buscan formas de ayudar a sus semejantes, sea en lo científico, académico y profesional.

Pero, debemos partir de lo que algunos sectores esgrimen y, a la postre, no hacen: elevar la moral de todos y cada uno de los guatemaltecos. Por lo tanto, esas posturas denotan una falta de ética en algunos sectores sociales.

El derecho, cita Campillo Sainz en sus estudios jurídicos, hace bilaterales y coercibles aquellas normas morales que tienen particular importancia para regir la convivencia humana. Así ocurre con el “no matarás, no hurtarás, no levantarás falsos testimonios ni mentirás”.

Tiende el derecho, fundamentalmente, a convertir en imperativas aquellas reglas que conduzcan a una convivencia justa y aseguren el bien común de la colectividad. Pero, en la República de Guatemala, se ha venido permitiendo  la violación de la incipiente legislación que se encuentra aún vigente y de las normas morales.

En consecuencia, es de urgencia nacional el fomento de la ética tanto a nivel  de educación no formal como de la de niveles académicos superiores. Bien afirma la doctrina de la materia que: Ética y moral tienen una misma raíz etimológica, ethos y mos, moris, costumbres, pero no se refiere exclusivamente a las costumbres.

Finalmente, al excluir el estudio de la ética y abrirle camino a “el mal” (pornografía, vicios de toda clase, películas violentas), los resultados están a la vista que no se necesita ser un sabio para concluir en la falta de sensibilización de las personas y al desconocimiento y falta de aspiración común que es realizar el valor de lo bueno.

Como bien afirma Fernando Savater, en su obra Ética para Amador”, que: “una cosa es que hagas lo que quieras y otra bien distinta que hagas lo primero que te venga en gana”.

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