Fondos ¿sociales?


Editorial_LH

Evidentemente, el concepto original de un fondo social fue el de dar atención a comunidades que sobreviven en el abandono de un Estado que no se preocupa por voltear a ver a los ciudadanos con mayores requerimientos para poder salir del subdesarrollo y la pobreza.


Lastimosamente, como es costumbre en Guatemala, se hizo tal vuelta a dicha función hasta que se han convertido en el centro de negocios de funcionarios, organizaciones no gubernamentales y empresas que se han dedicado durante años y administración tras administración a obtener miles de millones de quetzales a cambio del mantenimiento de la pobreza, el abandono y el subdesarrollo de nuestros ciudadanos. Obviamente, fines distintos para los que fueron creados.

El trastorno de los fondos ha sido tal que se ha llegado a comentar cómo en algunos casos se planifica en torno a los recursos y no a las necesidades.  Hay una “broma” de un funcionario que pidió la construcción de un puente y que “ya luego nos preocupamos de encontrar el río” y el peor degenere de ellos fue cuándo a la oscura y maliciosa forma de manejar el dinero, se le agregó la manipulación política para que el hambre y las demás necesidades de la población, fueran utilizados para obtener votos.

Es importante evaluar cómo es que han sido utilizados los fondos, en qué ha parado cada uno de ellos y la capacidad de fiscalizarlos. Simplemente, nos daremos cuenta que es escandalosa la relación de la inversión con el resultado. Ahora, con la creación del Ministerio de Desarrollo Social, se debe hacer la tarea que está pendiente: Garantizar y permitir que se fiscalicen los fondos y que las decisiones que se tomen, sean verdaderamente para atender las necesidades de una sociedad que, en su mayoría, lidia con la pobreza y la pobreza extrema.  Si el Ministerio no termina en eso, se repetirá la historia del fracaso.

Pero no nos debemos escandalizar ahora. Durante gobiernos y años hemos sido testigos de cómo es que los famosos “Fondos” han sido utilizados como dos cosas: Plataformas políticas y caja sin fin para los negocios.  Hemos sido oyentes de los escándalos en el manejo de la plata que, en algunos casos por miles y en otros por millones, han sido saqueados o “tranzados” desde esas oficinas. Y vuelve a ser momento de decir “no más”.

Pero para ello es importante que recordemos que no habrá funcionario público, personero de ONG ni empresario que haga contratos cochinos con estas entidades que detengan sus prácticas, mientras no sientan que ya “no se puede” seguir cometiendo esos abusos, porque las instituciones de fiscalización y justicia los perseguirán y porque la ciudadanía está lista a condenarlos por sinvergüenzas.

Repetimos que debe tomarse en consideración cómo fue la transformación de los fondos y colocar los controles necesarios en la formación del Ministerio con el fin de evitar que se repitan los vicios.
   

Minutero:
Se tiene un Ministerio,
para cambiar la tradición
y sacar del misterio,
la verdadera función