El gobierno tomó la decisión de cerrar ordenadamente el Fondo Nacional para la Paz luego de comprobarse que es un nido de corrupción y el proceso tomará un año para que la comisión liquidadora cumpla con sus objetivos y termine con todos los negocios pendientes. Creemos que es importante que se haga una especie de auditoría forense de Fonapaz para determinar no sólo las responsabilidades legales que se deriven, sino también para que administrativamente se documente cómo es que funciona esa parte de la corrupción en el sector público y las alianzas que se establecen con contratistas y proveedores del Estado.
La razón fundamental para el cierre del Fondo es la evidente y abrumadora corrupción, pero hay que entender que ese vicio no es exclusivo de Fonapaz, por mucho y que allí se haya magnificado, y por lo tanto un buen administrador, un gobierno interesado en combatir la corrupción, puede encontrar en esa institución un extraordinario laboratorio para investigar el funcionamiento de las mafias públicas y privadas que se dedican a expoliar los fondos públicos.
Con microscopio se tiene que analizar la forma en que operó el fideicomiso de Fonapaz ahora que se plantea su liquidación en el curso del próximo año como parte del fin de operaciones de la entidad. Si el gobierno de Pérez Molina quiere saber a ciencia cierta hasta dónde ha llegado la corrupción y la forma en que se ejecuta, ahora es cuando puede hacerlo con toda amplitud. Y de paso nos podría ayudar a sentar enérgicos precedentes en Guatemala mediante la deducción de responsabilidades de gente tanto de este como de gobiernos anteriores que hicieron micos y pericos con los dineros del pueblo y se enriquecieron mediante sobornos y mordidas traducidas en obras de mala calidad.
Cuando hay una muerte violenta el cadáver sirve para que mediante estudios forenses los expertos puedan averiguar no sólo las causas inmediatas de la muerte sino que, en una necropsia bien realizada, cómo se encontraba el cuerpo, qué órganos estaban dañados y, si el médico forense es bueno, qué pudo causar esas deficiencias. Pues ahora Fonapaz es algo así como el cadáver putrefacto de la corrupción más visible del país y es tiempo de colocarlo en una fría losa para que se proceda a un estudio profundo, desde la perspectiva de distintas especialidades, pero sobre todo de auditoría y de fiscalía, para entender cómo fue que un fondo llamado a ser pieza fundamental de la reconciliación en el país terminó como caja chica de una partida de sinvergüenzas que se forraron con el dinero del pueblo.
Minutero:
Solo cerrar por cerrar
un fondo como Fonapaz,
termina dejando en paz
a los que hay que procesar