La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió ayer que Argentina tiene tres meses para evitar una moción de censura si no ajusta los parámetros que utiliza para calcular la tasa inflacionaria y el producto interno bruto.
El plazo hasta el 17 de diciembre que la semana pasada el FMI concedió a Argentina para ajustar las estadísticas «fue una tarjeta amarilla», dijo la funcionaria empleando un símil futbolístico, de advertencia, al responder preguntas del público tras pronunciar una conferencia.
«Espero que podamos evitar la tarjeta roja, pero si las estadísticas no son apropiadas, no cumplen con los requisitos, entonces todos los jugadores son iguales. Sin importar lo buenos que sean jugando al fútbol», agregó. La tarjeta roja es la expulsión el campo de juego.
Lagarde se refería a la posibilidad de que el FMI someta a Argentina a una moción de censura y otras sanciones, que podrían culminar en su suspensión.
La directiva del FMI ya había dado en febrero un plazo de 180 días a Argentina para corregir sus estadísticas.
El FMI anunció en un informe difundido el año pasado que ya no procesará solamente estadísticas provenientes del gobierno argentino por considerar que el indicador de crecimiento económico es sobreestimado y el de inflación es subestimado.
Desde que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) fue intervenido en 2007 por el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner, hay discrepancias entre los cálculos privados y los oficiales sobre el valor del costo de vida.
El gobierno argumenta que el método de medición utilizado hasta ese momento estaba caduco, pero los críticos denunciaron que la intervención del INDEC tenía un propósito político con vistas a las elecciones que consagraron a la actual presidenta Cristina Fernández.
Cuatro años después y en medio de fuertes reclamos de opositores, el gobierno de Fernández solicitó al FMI colaboración para elaborar un nuevo índice de inflación a nivel nacional. El organismo entregó sus recomendaciones durante una visita a Buenos Aires a fines del 2011.
Christine Lagarde
FMI