FMI: América Latina y Caribe deben evitar los sobresaltos


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América Latina y el Caribe han pasado definitivamente a un ciclo en el que registrarán un crecimiento más moderado que en los últimos años y la región debe buscar las fórmulas que le permitan completar esa transición «sin sobresaltos», dijo ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).

WASHINGTON Agencia DPA

Tal como constató el último informe de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, publicado el martes, América Latina y el Caribe crecerán este año menos de lo previsto, a un 2.7 por ciento. Esto constituye «la tasa más baja en cuatro años» para la región, destacó hoy el organismo al presentar su análisis de las proyecciones para el Hemisferio Occidental.

Una proyección que apenas experimentará un «repunte moderado», a un tres por ciento, en 2014.

Para el FMI, se trata de una «moderación inevitable» del crecimiento «tras el marcado repunte de la actividad después de la crisis financiera mundial de 2008-09».

   El director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, aseguró al presentar este viernes el informe que la región está ahora «mejor situada para resistir choques externos» que en décadas anteriores.

   Con todo, el informe subraya que la desaceleración del crecimiento potencial «está convirtiéndose en motivo de preocupación».

El FMI identifica para la región dos «riesgos a la baja» o amenazas potenciales: una desaceleración del crecimiento chino «mucho más pronunciada de lo previsto», que podría provocar una fuerte caída de los precios de las materias primas, y la «esperada normalización» de la política monetaria estadounidense, que según el Fondo «podría desencadenar nuevos episodios de volatilidad y presiones más intensas sobre la salida de capitales».

El objetivo principal de la región debe ser por tanto lograr esta «transición sin sobresaltos» a esta nueva situación de crecimiento más moderado y con unos riesgos fuera de control de los gobiernos potencialmente afectados.

Según el FMI, la región cuenta en general con «márgenes de maniobra» para hacer frente a estos shocks potenciales, pero sigue preocupándole la «fuerte sensibilidad de los diferenciales de deuda soberanos y empresariales a cambios en las condiciones financieras mundiales», algo que achaca parcialmente a la creciente presencia de inversionistas extranjeros en los mercados locales.

En términos generales, y siempre que las condiciones nacionales lo permitan, el FMI apuesta por usar como «primera línea de defensa» la flexibilidad cambiaria y respuestas de política monetaria, algo en lo que coincide con la evaluación del economista jefe para la región del Banco Mundial, Augusto de la Torre, desgranada también esta semana en Washington.

Las recetas específicas varían, sin embargo, en función de la integración de las economías.

Para aquellas financieramente integradas, es decir, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, el FMI identifica como «principal desafío» el «lograr una transición sin sobresaltos hacia tasas de crecimiento más sostenibles», algo que, subraya, requiere acciones en varios frentes.

Por un lado, el Fondo considera necesario «calibrar adecuadamente las políticas macroeconómicas» y, específicamente, deben «resistir la tentación de contrarrestar la moderación del crecimiento con políticas fiscales expansivas».

Además, pide una «sólida regulación y supervisión del sector financiero», con el objetivo de salvaguardar la estabilidad financiera interna «en un contexto de crecimiento más lento y flujos de capital más volátiles».

Asimismo, insta a implementar reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial a mediano plazo, con la prioridad absoluta en «aumentar la productividad y promover el ahorro interno».

Otros exportadores de materias primas pero con economías menos integradas a los mercados financieros, como Venezuela o Argentina deberían, según el FMI, concentrarse en «contener el gasto público y reforzar el marco monetario y fiscal para reducir la prociclicalidad y mejorar la credibilidad» de sus políticas.

Considera «crucial» en este aspecto «reducir las distorsiones creadas por controles administrativos y regulaciones de alcance generalizado, incluidos los controles de cambios», con el objetivo de aliviar las restricciones de oferta, evitar la escasez de bienes y, también, «reducir la incertidumbre», subraya.

En el caso de Centroamérica y la República Dominicana, la principal preocupación del FMI son los elevados déficits en cuenta corriente que constituyen, advierte, «el mayor factor de vulnerabilidad», y propone como paso primordial la consolidación fiscal en la mayoría de estas naciones, así como la implementación de reformas que promuevan el aumento de la productividad.

   «El principal desafío para nuestra región en los años venideros es preservar la estabilidad macreconómica y financiera en lo que probablemente será un entorno externo menos favorable, y construir fundamentos fuertes para un crecimiento sostenible», resumió Werner las tareas pendientes de la región.

INFORME: La región solo crecería en 2.7%
FMI: América Latina y Caribe
deben evitar los sobresaltos

WASHINGTON
Agencia DPA

América Latina y el Caribe han pasado definitivamente a un ciclo en el que registrarán un crecimiento más moderado que en los últimos años y la región debe buscar las fórmulas que le permitan completar esa transición «sin sobresaltos», dijo ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Tal como constató el último informe de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, publicado el martes, América Latina y el Caribe crecerán este año menos de lo previsto, a un 2.7 por ciento. Esto constituye «la tasa más baja en cuatro años» para la región, destacó hoy el organismo al presentar su análisis de las proyecciones para el Hemisferio Occidental.

Una proyección que apenas experimentará un «repunte moderado», a un tres por ciento, en 2014.

Para el FMI, se trata de una «moderación inevitable» del crecimiento «tras el marcado repunte de la actividad después de la crisis financiera mundial de 2008-09».

   El director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, aseguró al presentar este viernes el informe que la región está ahora «mejor situada para resistir choques externos» que en décadas anteriores.

   Con todo, el informe subraya que la desaceleración del crecimiento potencial «está convirtiéndose en motivo de preocupación».

El FMI identifica para la región dos «riesgos a la baja» o amenazas potenciales: una desaceleración del crecimiento chino «mucho más pronunciada de lo previsto», que podría provocar una fuerte caída de los precios de las materias primas, y la «esperada normalización» de la política monetaria estadounidense, que según el Fondo «podría desencadenar nuevos episodios de volatilidad y presiones más intensas sobre la salida de capitales».

El objetivo principal de la región debe ser por tanto lograr esta «transición sin sobresaltos» a esta nueva situación de crecimiento más moderado y con unos riesgos fuera de control de los gobiernos potencialmente afectados.

Según el FMI, la región cuenta en general con «márgenes de maniobra» para hacer frente a estos shocks potenciales, pero sigue preocupándole la «fuerte sensibilidad de los diferenciales de deuda soberanos y empresariales a cambios en las condiciones financieras mundiales», algo que achaca parcialmente a la creciente presencia de inversionistas extranjeros en los mercados locales.

En términos generales, y siempre que las condiciones nacionales lo permitan, el FMI apuesta por usar como «primera línea de defensa» la flexibilidad cambiaria y respuestas de política monetaria, algo en lo que coincide con la evaluación del economista jefe para la región del Banco Mundial, Augusto de la Torre, desgranada también esta semana en Washington.

Las recetas específicas varían, sin embargo, en función de la integración de las economías.

Para aquellas financieramente integradas, es decir, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, el FMI identifica como «principal desafío» el «lograr una transición sin sobresaltos hacia tasas de crecimiento más sostenibles», algo que, subraya, requiere acciones en varios frentes.

Por un lado, el Fondo considera necesario «calibrar adecuadamente las políticas macroeconómicas» y, específicamente, deben «resistir la tentación de contrarrestar la moderación del crecimiento con políticas fiscales expansivas».

Además, pide una «sólida regulación y supervisión del sector financiero», con el objetivo de salvaguardar la estabilidad financiera interna «en un contexto de crecimiento más lento y flujos de capital más volátiles».

Asimismo, insta a implementar reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial a mediano plazo, con la prioridad absoluta en «aumentar la productividad y promover el ahorro interno».

Otros exportadores de materias primas pero con economías menos integradas a los mercados financieros, como Venezuela o Argentina deberían, según el FMI, concentrarse en «contener el gasto público y reforzar el marco monetario y fiscal para reducir la prociclicalidad y mejorar la credibilidad» de sus políticas.

Considera «crucial» en este aspecto «reducir las distorsiones creadas por controles administrativos y regulaciones de alcance generalizado, incluidos los controles de cambios», con el objetivo de aliviar las restricciones de oferta, evitar la escasez de bienes y, también, «reducir la incertidumbre», subraya.

En el caso de Centroamérica y la República Dominicana, la principal preocupación del FMI son los elevados déficits en cuenta corriente que constituyen, advierte, «el mayor factor de vulnerabilidad», y propone como paso primordial la consolidación fiscal en la mayoría de estas naciones, así como la implementación de reformas que promuevan el aumento de la productividad.

   «El principal desafío para nuestra región en los años venideros es preservar la estabilidad macreconómica y financiera en lo que probablemente será un entorno externo menos favorable, y construir fundamentos fuertes para un crecimiento sostenible», resumió Werner las tareas pendientes de la región.

VENEZUELA
Situación «no
es sostenible»

   La economía de Venezuela, con un disparado gasto público, una inflación galopante y «escasez» y «desequilibrios» pronunciados vive una situación que, a no ser que se realicen «ajustes significativos», corre el peligro de «no ser sostenible» por mucho más tiempo, advirtió hoy el FMI.

   «Compartimos la opinión generalizada entre observadores internacionales que la situación se está haciendo cada vez más complicada y que eventualmente necesitará un ajuste significativo», dijo hoy el director del departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner.

   «Estamos viendo cómo los desequilibrios macroeconómicos en Venezuela crecen y crecen, cómo va subiendo significativamente la inflación, vemos cómo la escasez y los cuellos de botella de la economía se agudizan», enumeró las razones de inquietud con el país sudamericano.

   El FMI pronostica ahora un crecimiento de 1,0 por ciento este año y una inflación de 46 por ciento, de lejos la más alta de la región. Con todo, la cifra de crecimiento es sensiblemente mejor a la que proyectaba en su último informe de abril, cuando predijo un incremento del PIB venezolano de sólo 0,1 por ciento en 2013.

   Ello sin embargo, puntualizaron hoy los expertos del FMI, no se debe interpretar como una señal de mejor actuación económica sino a otra tendencia también preocupante: la falta de ajustes tras las elecciones celebradas a mediados abril.

   «Tras las elecciones presidenciales, esperábamos un mayor recorte en el lado fiscal, así que el crecimiento (ahora proyectado) está movido por el gasto público que sigue siendo alto, pero es una situación difícil y probablemente no es sostenible», advirtió por su parte la vicedirectora del Hemisferio Occidental, Adrienne Cheasty.