Fisco británico expone ciudadanos a fraudes


Gordon Brown, primer ministro británico, ofreció disculpas ayer por la pérdida de datos fiscales.

La reciente pérdida de informaciones consideradas sensibles por parte de los servicios fiscales británicos hace que actualmente cerca de la mitad de los contribuyentes esté expuesta al robo de su identidad o a un fraude bancario, advierten los expertos.


El martes salió a la luz que archivos sobre las ayudas públicas a las familias del paí­s se habí­an extraviado el mes pasado, una noticia que provocó la consternación entre los expertos de seguridad, ya que en este paí­s se han multiplicado los delitos de usurpación de identidad y otros crí­menes informáticos en los últimos años.

El gobierno garantizó que hasta ahora nada daba a entender que los dos discos perdidos hayan caí­do en manos criminales, pero aconsejó a los 25 millones de personas, cuyos nombres, números de cuentas bancarias y dirección figuran en estos archivos, que extremaran sus precauciones y vigilaran los movimientos en sus cuentas.

Según los expertos, cualquier persona un poco avispada que consiga estos datos puede acceder fácilmente a las cuentas de los contribuyentes.

«Los ficheros que desaparecieron estaban protegidos por una contraseña, una medida de seguridad muy rudimentaria que se puede eliminar en algunos minutos» gracias incluso a «programas disponibles gratuitamente en internet», explicó la empresa MXI Security en un comunicado.

Un timador profesional arrepentido, Frank Abagnale, que ahora trabaja en una empresa de seguridad, consideró que la pérdida de estos archivos no era casual.

«No fue un error. Estoy convencido de que alguien pagó para que estas informaciones fueran robadas. Estas cosas pasan todo el tiempo», afirmó en su página en internet Computerworld UK.

El enojo de los expertos sólo fue en aumento cuando se supo que estas informaciones secretas fueron enviadas en un formato tan reconocible como un CD y por correo ordinario a la organización que los reclamó.

Otros expertos advirtieron además de que los nombres de niños que figuran en los ficheros podrí­an ser usados por delincuentes con fines criminales.

«Los timadores podrí­an esperar que los niños alcancen la mayorí­a de edad para hacer préstamos en su nombre, tarjetas de crédito o contratos de teléfono», citó Helen Lord, del grupo Experian.

Incluso si estos fraudes no se hacen realidad nunca, la asociación de contribuyentes británicos, TaxPayers’ Alliance, estimó que los trámites generados por este escándalo podrí­an costar a los bancos y a los hogares británicos hasta 300 millones de euros (casi 450 millones de euros).