Fischer, favorito en presidencial


Los austriacos reelegirán el domingo, según todas las previsiones, a su actual jefe de Estado, el social demócrata Heinz Fischer, frente a la candidata de ultraderecha Barbara Rosenkranz, obligada durante la campaña a rectificar sus inquietantes declaraciones.


Si la reelección de Heinz Fischer a los 71 años para un segundo mandato de seis años no plantea dudas, con una estimación de 80 a 82% de los votos, según los sondeos, la atención estará centrada en el resultado de Rosenkranz, luego de que la ultraderecha aumentara bastante en todos los comicios desde las legislativas de 2008.

El partido de Rosenkranz, el FPOe y el otro movimiento de la ultraderecha austriaca BZOe obtuvieron 17,74% de los votos en las europeas del año pasado.

Barbara Rosenkranz, de 51 años, obtendrí­a entre 13 y 16% de los votos según los últimos sondeos publicados a una semana de las elecciones.

Un tercer candidato, Rudolf Gehring, de 61 años, jefe del partido cristiano CPí– sólo obtendrí­a entre un 4 y un 5%.

El presidente austriaco sólo tiene un papel honorario y moral pero es el único dirigente elegido directamente por sus conciudadanos. Debe nombrar al canciller según los resultados de las legislativas, en tal caso el social demócrata Werner Faymann que dirige desde fines de 2008 un gobierno de gran coalición con los conservadores de OVP.

Frente a la previsible victoria del presidente saliente de izquierda, la derecha austriaca decidió economizar un candidato, signo, según los observadores, de disonancias en el seno del í–VP que no consiguió ponerse de acuerdo sobre una persona.

Al final, la dirección del partido optó por alentar a sus electores a que voten en blanco el domingo.

En cuanto a la oposición de los Verdes, dio por consigna apoyar a Fisher, garantí­a de la democracia contra el avance de la ultraderecha.

La campaña electoral, sin debate ni entusiasmo, habrí­a pasado casi desapercibida si no hubiese habido las torpes declaraciones del Barbara Rosenkranz.

La abanderada de la extrema derecha se declaró en un primer tiempo favorable a una reforma de la ley que reprime las actividades neo-nazis y las opiniones que niegan el genocidio de los judí­os, con el pretexto del respeto a la libertad de expresión.

La mujer debió corregir sus afirmaciones bajo la presión de las crí­ticas venidas incluso del seno de su propio partido.

El diario popular Kronen Zeitung, que la apoyaba debido sobre todo a sus posiciones antieuropeas, cambió su posición luego de las desafortunadas declaraciones.

Acreditada primero de más o menos un 20%, esta madre de diez hijos ya nunca más pudo reactivar su candidatura luego de la metedura de pata.

El propio presidente saliente rechazó un debate por televisión con ella, explicando que «no tení­a ganas de debatir sobre las cámaras de gas».

El tercer pretendiente a la presidencia, Rudolf Gehring, en nombre del partido cristiano CPí–, vio en la campaña la manera de continuar su encarnizada lucha contra el aborto y la depravación de las costumbres.

En 2004, Heinz Fischer se impuso a la conservadora Benita Ferrero-Waldner con 52,39% de los votos. Este año, 6,35 millones de austriacos están convocados a las urnas y por primera vez los jóvenes a partir de los 16 años.

La participación deberí­a mantenerse bien por debajo de los 71,6% de 2004.

Se estima que Fischer obtendrí­a entre el 80 y el 82 por ciento de los votos.