La tarde de ayer, la Fiscalía de Delitos contra la Vida realizó una inspección en el despacho de la Vocalía II, donde trabajó el fallecido magistrado César Barrientos Pellecer; los hallazgos podrían dar indicios de las presiones que habría sufrido el togado.
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La tarde-noche de ayer investigadores del Ministerio Público (MP) inspeccionaron la oficina de Barrientos, ubicada en el segundo nivel del Palacio de Justicia.
En una diligencia que inició a las cinco de la tarde, y que duró aproximadamente tres horas, la Fiscalía indagó para dar con indicios acerca de las presiones que la familia del togado denunció que éste recibía.
Durante las diligencias estuvieron presentes funcionarios del Organismo Judicial (OJ); Carlos Díaz Pineda, titular de la Dirección de Seguridad de la entidad, estuvo en el despacho, y al ser consultado dijo que fue llamado para ser testigo de las pesquisas que se realizaron en el lugar.
Los fiscales realizaron un recorrido por la oficina, tomaron fotografías e inspeccionaron las pertenencias de Barrientos, llevándose consigo dos libros de contenido religioso: Oraciones para momentos difíciles, y En busca de la felicidad.
Además fue decomisado el CPU de la computadora que utilizó el magistrado, y una caja con cincuenta municiones, donde hacían falta seis balas.
Según la información, el arma con la que Barrientos se disparó era parte del inventario del Organismo Judicial; la misma la habría solicitado el magistrado a la Dirección de Seguridad, hace aproximadamente un mes.
Se indagó a Díaz al respecto, pero no se quiso pronunciar; también se intentó obtener más detalles con José Arturo Sierra, presidente del Poder Judicial, pero no atendió las llamadas a su celular.
Durante la investigación, los fiscales también tomaron muestras de algunos medicamentos que el magistrado tomaba.
Aunque el MP confirmó con prueba científica y con peritajes del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), que el magistrado Barrientos se provocó la muerte con un disparo que le impactó en la cabeza; la información refiere que la Fiscalía iría tras indicios de las presiones que llevaron al jurista a tomar la fatal decisión.
POR JODY GARCÍA
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El magistrado César Barrientos dejó sus últimas palabras contenidas en un mensaje que envió a sus más allegados momentos antes de morir: «Se ha mejorado la eficiencia del proceso penal. Debemos ahora reflexionar si observamos las reglas del debido proceso, si respetamos los derechos humanos de los procesados y las víctimas y si cumplimos con el pacto social de dejar que los jueces resuelvan los conflictos judiciales sin presiones ni intimidaciones. (…) Revisar cada determinado tiempo lo que hacemos, cómo lo hacemos y cómo mantener, profundizar y asegurar el debido proceso penal es una tarea ineludible de garantía ciudadana y de vida en libertad e igualdad frente al poder del Estado».