Fiscal salvadoreño dice que se dejó crecer a las pandillas


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El fiscal general de El Salvador considera que el problema de las pandillas no fue tratado correctamente en el pasado. Pide algunos cambios legales para combatirlas, pero desconoce la incidencia de las pandillas en los crí­menes del paí­s.

Tomado de La Prensa Gráfica de El Salvador
www.laprensagrafica.com

Fiscal, ¿la situación del paí­s es grave? ¿se puede controlar? ¿está desbordada? A Romeo Benjamí­n Barahona Meléndez, fiscal general salvadoreño, le cuesta responder las preguntas directamente. No califica la situación del paí­s, no dice si los crí­menes que se cometen cada dí­a han desbordado a las situaciones, pero cree que todaví­a se puede controlar. Barahona es optimista: dice que si las instituciones hacen su parte aún es posible controlar a las pandillas.

“Muchas cosas han ocurrido, y hemos llegado hasta acá, porque no se les ha dado la debida atención. Y un ejemplo particular que yo le puedo decir cuando se nos dijo a nosotros que la estructura de pandillas es una de ellas. No se le dio el tratamiento en su momento, no se le dio atención”, dijo Barahona en el conversatorio con editores de La Prensa Gráfica.

El fiscal general asegura que, en un principio (no especifica cuándo), las pandillas eran inofensivas, pero se las dejó crecer y ahora son agrupaciones que cometen delitos violentos.

Barahona, que adorna sus respuestas de rodeos, no se atreve a opinar sobre las soluciones contra las pandillas que fueron implementadas en gobiernos anteriores, como los planes Mano Dura del expresidente Francisco Flores (1999-2004) y el Súper Mano Dura, del expresidente Antonio Saca (2004-2009), planes que pretendieron encarcelar a la mayor cantidad de pandilleros.

“Desconozco (porqué no se atendió bien), ahí­ serí­an los gobiernos y las instituciones que tuvieron que ver en este momento, que no se le dio la atención y el tratamiento adecuado”, asegura el fiscal. Sin embargo, agrega: “Siempre he dicho que el paí­s es un paí­s de reacción. Esperamos que los hechos ocurran para poderle dar un tratamiento”.

¿Y cuál deberí­a haber sido el tratamiento adecuado?, se le pregunta al fiscal. “Era un problema que iba a ir creciendo, que habí­a estas personas que estaban en este riesgo. Habí­a que darles educación, valores, a través de la iglesia, a través de asociaciones, de las alcaldí­as, no se le dio ese tratamiento”, responde seguro. Las pandillas crecieron, según Barahona, por falta de valores, por no ir a las iglesias.

El Ministerio de Seguridad Pública, la institución que ahora encabeza David Munguí­a Payés, sostiene que las pandillas son las principales responsables de la violencia, traducida en homicidios y extorsiones, que soporta cada dí­a el paí­s. El ministro ha dicho que los pandilleros cometen el 90% de los homicidios. Una cifra alta si se compara con la aportada por la Policí­a Nacional Civil (PNC).

La semana pasada, el subdirector de Investigaciones de la PNC, Howard Cotto, aseguró que las pandillas han participado en menos del 30% de los homicidios cometidos entre enero y noviembre de este año. El subdirector dijo que la cifra podrí­a aumentar pero en cualquier caso será mucho menor a lo que sostiene el ministro.

“Ellos son parte del problema, pero hay otros problemas también”, responde Barahona cuando se le pregunta su opinión al respecto.

Al fiscal se le preguntó entonces por los demás problemas. “Están también las estructuras que pueden ir penetrando en las instituciones si no se les da el tratamiento, como son las agrupaciones que cometen narcotráfico, por ejemplo”, respondió Barahona. La frase parecí­a encajar con la explicación que ha dado la Policí­a para el aumento de los homicidios de este año. Hace dos dí­as, Mauricio Ramí­rez Landaverde, otro subdirector policial, aseguró que el incremento de los homicidios con respecto a 2010 se debí­a a la relación de las pandillas con el narcomenudeo.

Pero no, el fiscal no iba por ahí­. “Vemos que las pandillas sí­ están en muchos delitos pero hay otras estructuras que no están ahí­â€, dijo Barahona. El fiscal se referí­a a algo que él llamo los “bandosos”, gente que se dedica a robar. ¿Bandas organizadas además de las pandillas? “No, es que bandosos son las personas que se dedican a cometer robos en furgones repartidores, no son pandilleros”. ¿Pero se pueden comparar con las pandillas? “Talvez no”, respondió Barahona.

Se le volvió a preguntar directamente si él, como fiscal general, consideraba que existí­a una relación directa entre pandillas y narcotráfico para explicar el aumento de homicidios como sostiene el Ministerio de Seguridad Pública. “Yo le que le puedo decir, porque yo soy de las personas que no le voy a hablar si no le tengo un estudio de eso. Aquí­ yo tengo entendido que no hay estudio”, dijo Barahona, que apunta que algunos homicidios son por rencillas entre pandillas, que algunos porque un miembro rompió los códigos de la pandillas, que algunos porque un pandillero se metió con la novia de otro. ¿Estadí­sticas? El fiscal general no tení­a ese dato.

Es decir, se le preguntó a Barahona, ¿basados en la Fiscalí­a no podemos decir que hay una relación directa de narcotráfico, narcomenudeo y pandillas? El fiscal respondió: “Puede haber pero en determinados sectores, pero en las estructuras, en las agrupaciones que nosotros hemos visto no podemos penalizar”.

Agotado el punto, al fiscal se le preguntó entonces cuál deberí­a ser el tratamiento adecuado para las pandillas. Barahona volvió a dar vueltas: “Bueno, yo no le podrí­a decir porque habrí­a que hacer un análisis de toda la situación, pero yo lo que siempre he dicho es que el problema hay que enfocarlo desde la prevención y también la investigación”.

¿Y en el caso concreto de la Fiscalí­a? Barahona cree que lo puede ofrecer la institución que dirige es mejorar la presentación de pruebas cientí­ficas.