¿Fin o principio de la impunidad?


Como aunque vivamos en un paí­s violento y dominado por la delincuencia, supuestamente existe oficialmente la libertad de expresión y de opinión, por lo que voy a expresar lo que pienso sobre los acontecimientos relacionados con el señor Fernando Garcí­a y la condena moral y posiblemente legal, que vayan a recibir los implicados en su captura, aunque me eche a la mitad de la sociedad encima.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Creo que la ley es uno de los mejores caminos para llegar a la democracia, pero también tengo mis dudas que en ciertos momentos y en ciertas situaciones la ley pueda funcionar eficientemente para hacernos disfrutar de esa democracia, ejemplos sobran y no voy a repetirlos y que cada uno vea hacia la historia reciente.

Algunos van a interpretar lo que aquí­ escribo como una defensa de los policí­as, pero lo que defiendo es la teorí­a que al prevenir algo, como el hecho no sucede porque se previno, el actor puede ser condenado moral o legalmente. En cambio si sucede, porque el responsable de evitarlo no lo previno, también puede ser enjuiciado por no actuar y cumplir con sus obligaciones.

Que dijéramos algunos ahora si la guerrilla hubiera tomado el poder y nos hubiera convertido en un satélite de Cuba. Algunos estarí­an felices y talvez fueran ministros ancianos de la revolución.

Otros no estarí­amos contentos ni tristes pues tal vez ni estuviéramos aquí­ o ya habrí­amos  sido fusilados, pero los que quedaran, echarí­an pestes contra las fuerzas de seguridad por permitir que un grupo de hombres armados tomara el poder. Como no sucedió, es fácil acusar de los excesos que se usaron para prevenir hechos que no sucedieron, pero puede ser que sin estos excesos, el hecho hubiera sucedido.

Si es cierto que los policí­as fueron condecorados por haber capturado a don Fernando Garcí­a, era porque supuestamente cumplieron con su deber y capturaron a un pez gordo de los grupos subversivos, que en ese tiempo era enemigo del Estado y que sin embargo hoy, estos grupos son considerados como los que querí­an salvar a Guatemala del oscurantismo.

Será que de lo que tanto se regocijan el Procurador y los grupos izquierdistas, porque dicen que es como el fin de la impunidad, sea el principio de la debacle del sistema legal de Guatemala y el principio de la verdadera impunidad, pues ahora las fuerzas de seguridad antes de actuar, tiene que ver para el futuro si las medidas que están tomando hoy, no irán a ser considerados como actos criminales en el futuro.

Será que los que han intervenido en los enfrentamientos contra los narcos, el dí­a de mañana vayan a ser acusados de que primero debí­an de haber tomado todas las medidas preventivas, y que por el contrario actuaron violentamente contra estos ciudadanos que viajaban pací­ficamente por las carreteras y que su único delito era portar armas para su defensa debido a la situación que se vive.

Pues viendo como están las cosas debiera ser objeto de análisis de las fuerzas de seguridad antes de intervenir en el combate a un hecho delictivo, pues lo que hoy se considera ilegal, el dí­a de mañana puede ser que los que lo reprimieron, tienen que pagar las consecuencias. se me hace ver a la señora Blanco Lapola capturada por haber ordenado abatir y eliminar los narcotraficantes mediante tapadas en la carretera, que uno en realidad no sabe si son policí­as o criminales disfrazados de policí­a, por lo tanto hay que defenderse.

Lo que sí­ no sé y ni tengo idea, es si todas estas acciones que se están tomando son encaminadas a crear un estado aún más violento, más incontrolable, que haga que nos convirtamos en un paí­s, sin ley, entonces alguien va a solicitar poderes extraordinarios, para controlarlos, pero lo cierto es que las fuerzas de seguridad deben andar con pies de plomo, pues casi es seguro que la cárcel les espera en un futuro no muy lejano.

Esto lo escribo, a sabiendas que voy a ofender a la familia de don Fernando, pero no es la intención, además si se consultan mis notas de opinión, van a ver que siempre he admirado a doña Nineth por su lucha inclaudicable contra la corrupción.