Fin al negocio chapín


Editorial_LH

Lo que para los guatemaltecos que viven en Estados Unidos tras asentarse allá sin llenar los requisitos migratorios es una bendición, con la importante aprobación del Senado a la ley que contiene la Reforma Migratoria, para el país puede convertirse en una catástrofe económica, porque no es secreto que es tal nuestra desgraciada visión como país y tan mala la conducción de nuestras políticas nacionales, que el principal producto de exportación que tenemos y el que mayores ingresos le reporta al país es nuestra propia gente que, a falta de oportunidades, tiene que emigrar y enviar dinero para el sustento de sus familias.


Se ha criticado mucho, y con razón, la ausencia de políticas compasivas en Estados Unidos para atender a los migrantes, pero es tiempo de decir que el problema tiene su raíz en nuestra propia tierra, donde los guatemaltecos se topan con esa falta de oportunidades y con ese descuido que los expulsa, convirtiéndolos en producto de exportación.
 
 Si se aprueba finalmente en la cámara baja la reforma migratoria, se acaba el “negocio” para Guatemala. Negocio que consiste en mantener su mercado interno con demanda gracias a las remesas que envían los guatemaltecos que se tienen que ir por ausencia de oportunidades. Guatemala no tiene que invertir en su gente para convertirla en parte del mercado, sino simplemente basta con tratar mal a los guatemaltecos, negarles posibilidades de éxito en su propio país, para que se vayan y empiecen a mandar dinero desde el extranjero a sus familias aquí.
 
 El chapín nunca rompe su cordón umbilical con Guatemala y no es del tipo de migrantes que “quema naves” y se olvida de su tierra y de su gente. Pero con la ciudadanía en perspectiva, obviamente su vínculo será más fuerte con el país que le acoge y en la medida en que pueda con el tiempo llevarse a sus familias, las remesas dejarán de fluir. Allí, como dice la Biblia, será el llanto y crujir de dientes, porque la economía guatemalteca se verá en trapos de cucaracha porque nuestros empresarios nunca han querido invertir en el país de manera tal que se produzca el bienestar suficiente para impulsar un mercado próspero y demandante. Para eso están las remesas, piensan, creyendo que las mismas serían eternas y por lo visto no será así.
 
 El endurecimiento de los controles fronterizos hará más difícil la migración y por ello no habrá aumento del flujo de migrantes de aquí en adelante. El negocio de exportar chapines dejará de ser rentable para un país indolente como el nuestro.

Minutero:
La reforma migratoria
plantea como perentoria
invertir en nuestra gente
de manera consistente