Las vivencias de Jean-Claude Carriere, guionista de Buñuel, se plasman en film mexicano.
Vestido de color azafrán el escritor francés Jean-Claude Carriere, guionista de Luis Buñuel y dramaturgo de Peter Brook, habla de su rica experiencia a los alumnos de la escuela nacional de teatro de París antes de viajar a México para trabajar en una película dirigida por Juan Carlos Rulfo, el hijo menor del autor de «Pedro Páramo».
«La película de Carriere», título provisional, será un documental sobre las vivencias de este intelectual de 77 años, quien además de guionista de éxito, dramaturgo, novelista y ensayista, ha sido actor.
«El cine contemporáneo mundial está abierto ahora a cineastas mexicanos, taiwaneses, argentinos, iraníes, que con sus búsquedas a nivel de expresión y sus nuevos lenguajes enriquecen nuestro imaginario de europeos. La imaginación, como lo enseñó Buñuel, es el lugar sin límites», destacó Carriere.
Aficionado al teatro desde su juventud, cuando como simple espectador iba a ver puestas en escena de obras de Beckett y Ionesco, Jean-Claude Carriere reconoció que en esa época sin embargo prefería el cine, lo cual lo llevaría a trabajar con realizadores como Jacques Tati y Luis Buñuel.
«La gente consideraba, antes de mayo del 68, que el teatro era un arte moribundo, pero eso no me impidió lanzarme a escribir mi primera obra», la que lo hizo conocido en los medios teatrales parisienses y propició su encuentro con Peter Brook.
«A comienzos de los años 70 Peter Brook era uno de los hombres de teatro más célebres del mundo tras su puesta en escena de «Sueño de una noche de verano», de Shakesperare, vista por 600 mil personas. En ese entonces él podía hacer lo que le viniera en ganas y sin embargo se encerró a trabajar y a experimentar con actores», contó.
«Pienso que el cine ha entrado en crisis, el teatro se ha desarrollado más, ha cambiado en sus formas de expresión, es más viviente, pero en realidad hay que aceptar que toda forma de expresión está amenazada», dijo Carriere.
«El teatro es el arte de la evocación, no es necesario mostrar todo como en el cine», declaró.
Carriere contó que su trabajo durante 11 años con Peter Brook para adaptar la saga india del Mahabarata fue una escuela vital para él porque le enseñó el valor de la escritura poética, más allá del sentido literal de las frases en una obra.
«Una vez, durante 14 meses, trabajamos en la adaptación de «Timón de Atenas», de Shakespeare. Peter Brook me dijo: hay que reescribir todo, ninguna traducción convenía, ni siquiera la que hizo Victor Hugo. El sentido de las frases en francés era el mismo que en inglés, pero no reflejaba las resonancias entre las palabras, la manera personal de escribir de Shakespeare. Fue una lección de verdadera escritura teatral», recordó.
Carriere dio otro ejemplo de traducción imprecisa refiriéndose al «Jardín de los Cerezos», de Chejov, donde una réplica en la que se habla de «Nietzche, ese hombre de cerebro colosal», es traducida en francés como «Nietzche, ese hombre de gran inteligencia».
«Lo que quiero destacar es la necesidad de trabajar, nada está adquirido de una vez por todas, debemos siempre abordar toda obra como un trabajo nuevo, como si nadie nunca hubiese trabajado sobre esa obra», recomendó el autor de «La controversia de Valladolid».
Carriere, quien además de haber sido guionista también ha tenido éxito como autor teatral, reconoció que hoy en día «es sumamente difícil para un joven autor vivir de su pluma. En Francia por lo menos prefieren montar a autores muertos: Bertolt Brecht, Marcel Pagnol o Sacha Guitry».
«Cuando trabajé en la Sociedad de Autores y Compositores hicimos una investigación y llegamos a la conclusión de que en promedio un autor francés ganaba al año 1.500 euros por derechos de autor. Si no tiene la posibilidad de trabajar en otras cosas no podrá vivir de su pluma», dijo.