La Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Sir Simon Rattle, celebra sus 125 años de existencia con exposiciones, publicaciones y conciertos alusivos, tratando de aclarar el triste papel que le cupo bajo el régimen nazi (1933-1945) de Adolf Hitler.
La emblemática orquesta, creada en 1882, vela hoy celosamente por su independencia económica y política, tras la amarga experiencia vivida bajo el nazismo, cuando fue utilizada como instrumento publicitario por el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels.
Desde 1920 el maestro Wilhelm Furtwí¤ngler había asumido la dirección de la orquesta, tras el fallecimiento del legendario Arthur Nikisch. La crisis económica había llevado a un dramático endeudamiento a la Filarmónica, que tenía un déficit de 480 mil Reichsmark a finales de aquella década.
El hecho de que Furtwí¤ngler, venerado en todo el mundo, centrara su repertorio en Beethoven y otros grandes maestros del ámbito cultural germano, desde Bach a Bruckner, le convertiría no sólo en el mayor custodio del legado nacional, sino, fatalmente, en un elemento interesante para los nazis.
En 1933, tras asumir Hitler el poder, Furtwí¤ngler, que no era partidario del nazismo, pidió sin embargo ayuda financiera al régimen. Y Goebbels, que reconoció el potencial propagandístico de la orquesta, aceptó de inmediato, convirtiendo a la Filarmónica en una embajadora cultural de la Alemania nazi y a sus músicos en funcionarios estatales.
Muy pronto el grupo sería testigo y víctima al mismo tiempo de las persecuciones a los judíos entre sus propios integrantes.
El error de los músicos fue «creer que la libertad es divisible y que podía preservarse en el arte», escribe el profesor emérito y sociólogo Wolf Lepenies en el prólogo del libro «La Orquesta Filarmónica de Berlín y los nazis», una investigación realizada por el franco-canadiense Misha Aster.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Furtwí¤ngler luchó por ser restituído al frente de la orquesta y las fuerzas de ocupación de Estados Unidos lo calificaron finalmente como mero «simpatizante» de los nazis, devolviéndole el puesto. Falleció en 1954 y fue sustituído por Herbert von Karajan, éste sí miembro del partido Nacionalsocialista entre 1933 y 1942, quien había dirigido la Staatsoper de Berlín bajo el régimen de Hitler.
Una exposición fotográfica sobre los 125 años de historia de la orquesta es presentada estos días en la sede de la Filarmónica de Berlín, cerca de la Potsdamer Platz. Su actual emplazamiento no está lejos del primer edificio que ocupara el legendario grupo a finales del siglo XIX en un antiguo estadio de patinaje sobre ruedas, cuya acústica era también excelente.