Filadelfia fuerza el séptimo juego


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La ovación al principio fue para el regreso ceremonial de Allen Iverson.

Por DAN GELSTON FILADELFIA / Agencia AP

Al final, más de 20 mil aficionados estaban de pie delirantes por Jrue Holiday, Elton Brand, Andre Iguodala y su juego fuerte y determinado que mantuvo al octavo preclasificado, los 76ers de Filadelfia al menos un juego más.

Y sí, los Sixers están hablando de un séptimo partido -y están llevando este impulso improbable de postemporada de regreso a Boston-.

Holiday anotó 20 puntos y Brand sumó 13 puntos y 10 rebotes para encabezar a unos decididos 76ers de Filadelfia a superar ayer 82-75 a los Celtics, con lo que obligaron a ir a un séptimo partido en Boston en las semifinales de la Conferencia Este.

Ningún equipo ha ganado encuentros consecutivos en esta serie en la que ninguno de los dos ha jugado lo suficientemente bien como para tomar el control de la semifinal.

«Séptimo encuentro», dijo el entrenador Doug Collins. «Todo lo que queríamos era ganar hoy y darnos una oportunidad de llegar a Boston y ver qué puede pasar el sábado».

Paul Pierce, Kevin Garnett, Ray Allen y Rajon Rondo podrían jugar su último partido juntos el próximo sábado por la noche si no encuentran la manera de eliminar a los Sixers, que no se dan por vencidos.

Iverson se ganó una ovación de pie cuando presentó el balón del partido. Al final, los aficionados se pusieron de pie por Holiday, Brand e Iguodala debido a que mantuvieron vivos a los 76ers por al menos un partido más.

Las cifras de los Celtics fueron malas en general: 33% de lanzamientos encestados, 17 balones perdidos o tres triples en 14 intentos.

Pierce anotó 24 puntos y capturó 10 rebotes, mientras Garnett tuvo 20 puntos y 11 tableros.

«Encontramos una manera de permanecer cerca durante la mayor parte del encuentro», dijo Pierce.

Los Sixers tampoco tuvieron las cifras brillantes que en general se requieren para avanzar en una postemporada. Erraron ocho de nueve intentos de triple, acertaron un lamentable 17 de 28 tiros libres y perdieron el balón 12 veces.

Pero cuando Filadelfia tuvo necesidad de esa anotación que cambia el rumbo del partido, apareció Evan Turner, abriéndose paso con habilidad y garra entre los defensores. Cuando los 76ers tuvieron necesidad de un bloqueo vital, apareció Brand para quitarle el balón a Boston a pesar de las dolorosas lesiones de cuello y hombro que lo mantienen despierto por las noches.

«Cuando uno está en la cancha uno no siente mucho», dijo Brand. «Uno tiene la adrenalina corriendo. Uno está luchando. Por eso es que el entrenador tiene confianza en mí para jugar 34 minutos».

Los Sixers escribieron «unirse y pelear» en la pizarra de su vestuario.

Lo hicieron, y quedaron a un partido de la final de la conferencia por primera vez desde 2001.

Iverson fue el gran jugador de la serie.

A diferencia del Juego 5, cuando los Sixers se derrumbaron en el tercer período y perdieron una ventaja, encontraron el camino frente a 20.403 fanáticos.

Empezaron a acertar sus tiros libres, tuvieron un mínimo de pérdidas de balón (dos) y repartieron el balón a una formación titular que se había visto en gran medida superada por una banca de suplentes fabulosa.