Estamos próximos a celebrar el 2010 cumpleaños del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, campanas de Navidad, villancicos, mensajes de paz, mejores deseos de prosperidad para el año entrante, es lo que se suele desear en estas fechas, próximas a concluir el año y darle la bienvenida al 2011.  Hoy en Guatemala, como todos los días, ya hace más de tres años se ha hecho costumbre, nos encontrarnos ante los decesos diarios que sufre la sociedad civil guatemalteca, víctima de asesinatos; todos sin resolver, de grupos presuntamente paralelos al gobierno; la verdad no se si trabajan en complicidad con la misma PNC, pero por los datos recabados todo apunta a que probablemente así sea.  De una forma u otra, lo que importa es la libertad de la que gozan los narcotraficantes nacionales y mexicanos en apropiarse de reos que sin ningún pudor sacan de la cárcel, como si de historietas animadas se tratara.  Lo mismo que en la canción de autoría de, Rubén Blades, denominada «Pedro Navajas», -«nadie vio, nadie supo, lo que pasó.»-   Imagino que son favores, -crímenes- dentro de las mafias, las que dan paso a estos inusitados hechos, donde comprometen su propia existencia como garantía, a cambio de un servicio pronto y certero.  Por otro lado tenemos las victimas que acompañan a otra clase de delincuentes a cerrar tratos en restaurantes, donde ponen en peligro la vida de los comensales, asunto que les viene del norte, y en la trifulca el único que se salva es el que lleva puesto chaleco contra balas, pero no de aquellos que les compraron a los de la PNC, donde hasta los escupitajos traspasaban el supuesto salvavidas. Y el caso más patético, si es que todavía podemos ponerle categoría a la muerte, es el de la socióloga Emilia Margarita Quan Stackman, de treinta y tres años, fue secuestrada, atada de manos, vil y cobardemente asesinada, todavía dijeron algunos informativos que la socióloga se tiró del vehículo en marcha, pero cómo, si fue maniatada previamente al crimen.  Este vil y cobarde asesinato terminó en linchamiento para los presuntos asesinos de la socióloga que trabajaba hacía cinco meses en bien de la comunidad de Huehuetenango, junto a su chofer Manuel López Palacios, que también fue asesinado junto a la socióloga; que investigaba corrupción en la ejecución de obras departamentales.