El pasado fin de semana estuve de visita en la ciudad de San Marcos, habiéndome enterado de que las autoridades municipales ya iniciaron los preparativos para la celebración de la Feria Departamental de Primavera, que en años recientes ha estado salpicada de escándalos que se derivaron de la penetración de los largos tentáculos de la corrupción y el narcotráfico, particularmente en lo que atañe a una actividad un tanto frívola que se realiza en todos los municipios del país.
Me refiero a la elección de reinas de belleza, que, muy en especial, el año anterior se caracterizó por el despilfarro de la comuna y la violenta incursión de hombres fuertemente armados que impusieron la investidura de la “Niña Departamental de Primavera”, que ya había sido seleccionada por un jurado calificador entre pequeñas chicas representativas de las jurisdicciones municipales, pero que no fue del agrado de supuestos maleantes aparentemente dedicados al narcotráfico, de suerte que varios de ellos asaltaron la tarima y despojaron de la corona de oropel que había sido depositada en la cabecita de una ellas, para colocar una diadema fina en la crisma de otra chiquilla, hija de uno de los supuestamente capos que operan en la costa del Pacífico marquense.
Según esta versión el incidente ocurrió a causa de que algunos miembros del jurado calificador no cedieron a los chantajes y amenazas de esos sujetos, mientras que otros habrían recibido cierta cantidad de dinero, y que presuntamente similar compra de voluntades acontece con la elección de la señorita que debería ser escogida entre la más guapa y educada de las concursantes; pero que cuando el público que ha apoyado a la que considera la más idónea, resulta otra la elegida.
Luego, cuando se realiza el desfile inaugural de la feria, la niña y la joven que fueron seleccionadas encabezan la marcha, cabalgando sendos corceles o escoltadas por jinetes trotando en caballos de raza.
A mí me parece una exageración lo que me contaron, aunque en el caso de la “Niña Departamental de Primavera” lo corroboraron personas de conocida reputación y credibilidad.
Además, en 2013, cuando habían trascurrido cinco meses del terremoto que golpeó a ese departamento, el alcalde Carlos Barrios Sacher y miembros del Concejo autorizaron que la comuna erogara casi Q150 mil, para financiar los actos de la feria patronal en lo que incumbe a los concursos de belleza.
En otras circunstancias esos gastos podrían considerarse normales, pero cuando los habitantes del municipio aún sufren las secuelas del terremoto que causó la muerte de 44 personas, miles de damnificados y cientos de viviendas destruidas y dañadas, simplemente ese derroche es una vil bofetada en el rostro de los marquenses pobres que perdieron sus seres amados y/o se quedaron sin techo.
Vecinos sensatos exigen al Concejo que este año no apruebe ese dispendio, tomando en cuenta las urgentes necesidades de toda la población.
(Un marquense sobreviviente del terremoto le dice a Romualdo Tishudo: –Es triste amar sin ser amado; pero es peor irse a la cama sin haber cenado).