Fue Chesterton, Gilbert Keith quien dijo: «El periodismo consiste esencialmente en decir “lord Jones ha muerto” a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo», y a decir verdad no sé en qué tono lo diría, pero creo que mucho tiene de cierto si vemos que la función de un comunicador que lleva a cabo su profesión de forma seria y comprometida es dar a conocer sucesos, hechos y acontecimientos de forma transparente y verídica, pero más allá es dar a conocer a los lectores, escuchas o televidentes muchas verdades que están ocultas ya sea por descuido o conveniencia de algunos.

Reconozco que en los últimos días se han suscitado algunos acontecimientos de relevancia en nuestro país que merecen atención y espacio, como los juegos del Congreso para dejar en el aire la Ley de Desarrollo Rural, el informe de la CICIG en relación a jueces y magistrados o el Amparo que frena la Reforma Magisterial. Pero creo que mis amigos y colegas a quienes debemos la información que día a día tiene nuestra población, merecen un espacio en el cual se les reconozca la labor y muchas veces los riesgos tomados por hacer con pasión una labor que es, como se dice, una profesión aunque mal pagada la mejor profesión.

Muchos de los periodistas no estamos en el medio por un atractivo salario, a nosotros (creo que hablo por la mayoría) estamos dedicados a esto porque hay un sentimiento que nos mueve, hay pasión, hay hambre de justicia y hay ganas de vivir a la luz de la transparencia.

En relación a la frase de Gilbert Keith, la intención no solo es transmitir lo que las fuentes dicen; ser comunicador va más allá, es verificación, comparación de cada uno de los datos para ofrecer al público lo más completo y lo más real de nuestro acontecer diario. Es descubrir verdades ocultas y exponer la información de manera transparente.

De forma muy sincera aplaudo la labor de periodistas y sus anexos, como entrevistadores, camarógrafos, fotógrafos y cada una de las personas que llevan a cabo el trabajo de campo, porque muchas veces estar entre la espada y la pared, como coloquialmente decimos en Guatemala, es nuestro todo, es el riesgo tomado por dar lo mejor de nosotros para las personas que leyendo, viendo y escuchando los medios reconocen y confían en nuestras funciones.

No hubo mejor forma de celebrar el 30 de Noviembre que dando una día más lo mejor de sí, para nuestra audiencia, para nuestros medios y para nuestro país.

Cierro este texto compartiendo con ustedes mi percepción: Un periodista no puede entender su campo sin conocer su entorno histórico, los códigos visuales que lo rodean; un periodista necesita siempre una vista panorámica de la realidad en la que se vive para poder ser imparcial y eficaz transmitiendo la información justa para darle la verdad a su audiencia.