Recién me ha sido enviado por sus entusiastas líderes el plan estratégico de la Federación de Cooperativas Agrícolas de Guatemala -Fedecoag-, que este próximo 2 de agosto sostendrá un encuentro con los candidatos presidenciales.
Llama la atención el apellido que se le pone a la Estrategia de la entidad y que se refiere al “crecimiento horizontal de la riquezaâ€, y es que como muy bien lo dice el colega mexicano Rolando Cordera en su leída columna del domingo pasado, en el Diario La Jornada, “algo anda mal cuando la riqueza se acumula y los hombres decaenâ€.
De acuerdo con Rolando, la coyuntura actual se encuentra en una engañosa velocidad de crucero con la globalización financiera y la vertiginosa liberalización comercial que la acompaña, que ha conllevado también a la devastación del edificio de protección y entendimiento sociales en que ha descansado la estabilidad política en occidente.
Y esto vale principalmente para los Estados Unidos y Europa, más, sin embargo, nosotros por estos lares ni siquiera hemos podido gozar colectivamente de ese Estado de Bienestar que se anda despozolando por todos lados.
Todo mundo entonces, en todas partes del globo está exigiendo soluciones, y ello obliga a desmenuzar los principales problemas, uno por uno, y buscar estrategias de solución: nuevos diseños que se aglutinen alrededor de propuestas de ordenamiento económico y social.
En nuestro medio, las plataformas de lo económico se discuten a grandes rasgos, sencillamente porque nuestro esquema de ordenamiento mental, guiado por el individualismo in extremis, propende al “crecimiento vertical de la riquezaâ€. Es decir, un modelo excluyente que se centra en formas de organización poco cooperativas y con una visión jerárquica de que Guatemala es conformada por unos pocos patrones, unos cuantos capataces, y un montón de trabajadores al servicio de los pocos.
Por eso llama la atención la renovada visión cooperativa. Y es que resulta imposible que el país escarbe el capital muerto que prevalece en todas nuestras comunidades, producto de nuestra ejemplar historia y cultura, sin que se aglutinen ideas y esfuerzos con una visión que, trascendiendo el modelo colectivista burocrático, descanse en el respeto mutuo, el trabajo tesonero y la justa repartición de los dividendos.
Decía en una de sus dilectas pláticas el sociólogo Gustavo Porras Castejón que debemos acudir, para formular visiones renovadas, al gran legado comercial y de inteligencia que tenían nuestros ancestros, que ya se paseaban por todo el Caribe, trasegando toda clase de bienes y mercancías, con espíritu comercial y mercantil tan vital para la búsqueda del bienestar y la riqueza. Somos un pueblo con raíces de gran prosperidad, movimiento y competitividad, pero hay que buscar los caminos para inculcarlo.
Por eso me ha gustado la estrategia de Fedecoag, siendo que el movimiento cooperativo es una buena solución para los ingentes problemas de mejoramiento del empleo y de la educación de nuestros jóvenes, y para el fomento de la empresarialidad en el interior del país.
Resulta vital que los futuros gobiernos trasciendan esas estrechas visiones entre el neoliberalismo rampante y los populismos desordenados y demagógicos. La búsqueda de mecanismos para optar a nuevas propuestas económicas pasa, sencillamente, por la dotación de mecanismos para que la riqueza se difunda, combinada con trabajo tesonero, fomento de actividades rentables y de excelencia y organización y apoyo mutuo entre quienes aportan.