En el mundo actual se ha ido consolidando que en febrero, el día 14 se celebra el día del cariño o del amor, aun cuando es de hacer notar que ambos sentimientos existen los 365 días del año y que lo único que estamos haciendo es dar un énfasis en ese día en particular.
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El cariño es la inclinación de amor o afecto que sentimos hacia las personas, inclusive hacia los animales que nos acompañan como mascotas. El amor es un conjunto de sentimientos que nos ligan a una o varias personas, es esa sensación que tenemos hacia una persona amada que nos inspira ternura, suavidad, atención y esmero. Es un sentimiento relacionado con afecto y apego, que se manifiesta en una serie de actitudes, emociones y vivencias.
Al continuar nuestro análisis, señalamos que el afecto es un sentimiento positivo de simpatía o cariño y puede darse tanto hacia otro ser humano como también hacia un animal que se encuentre cercano a nosotros.
Apego es la estima que sentimos hacia otra persona, si ello es muy intenso la mayoría de nosotros lo calificamos como amor o cariño.
Durante el transcurso de nuestra vida, el primer amor, cariño y afecto que manifestamos es hacia nuestros padres, a medida que nos desarrollamos también hay una manifestación de cariño que llamamos amistad, que sentimos de forma desinteresada hacia los amigos y compañeros.
Los jóvenes adultos de ambos sexos, a medida que se desarrollan física y emocionalmente, empiezan a sentir la atracción hacia otro ser humano, este sentimiento que muchas veces se transforma en noviazgo e incluso nos lleva a una unión más profunda y permanente como es el matrimonio, es el amor.
Idealmente ese sentimiento que nos ha llevado a jurar ante la ley de Dios y ante la ley del hombre una unión con ánimo de permanencia que debe durar en nuestra vida adulta y si por alguna circunstancia la misma no perdura sí debe perdurar el respeto, el cual debe traducirse en las acciones que hagan digno nuestro mutuo comportamiento.
El cariño hacia nuestros hijos, nietos y demás descendientes es un amor que implica menos condiciones y sufre menos crisis, por ello es que los lazos familiares perduran sin importar si se vive o radica en la misma ciudad o país. En casi todos los casos, el amor de la madre y del padre a sus hijos y nietos es sumamente intenso, ello justifica esfuerzos y sacrificios para que nuestros descendientes tengan mejores condiciones de vida que las que nosotros pudimos disfrutar.
Amar es una bendición que se nos otorga, mientras más perdura más satisface, tanto a quien lo da como a quien la recibe. El escuchar que una pareja ha dejado de amarse y por consiguiente su vínculo ha quedado disuelto siempre nos produce una sensación de tristeza y desagrado, por ello mismo siempre las parejas que se disuelven, especialmente si han procreado descendencia deben evitar la crítica y el menoscabo considerando que más los dignifica el respetar y resguardar el amor que dentro de ellos existió.
En todo caso, el amar y el ser amado es un sentimiento que nos llena de ternura, que nos llena de alegría y que nos acerca espiritualmente hacia nuestras raíces y hacia nuestro Creador.
Adicionalmente existe un sentimiento de amor hacia Dios y es ese sentimiento el que en muchos casos hace que los seres humanos, hombres y mujeres consagren su vida al servicio de la religión que profesan, al así hacerlo se enaltecen, dedican y consagran su vida al servicio de Dios y al servicio del prójimo. El amor, el cariño, la amistad son como las flores, hay que regarlas y cuidarlas si no se marchitan.