Fealdad imaginaria


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La caracterí­stica esencial de este trastorno denominado trastorno dismórfico corporal (TDC) es la preocupación por algún defecto en el aspecto fí­sico. La preocupación por ello si existe o no es excesiva. Este problema puede causar tal grado de malestar que conduce a deterioro de las áreas de desempeño del individuo, a nivel social, laboral o escolar.

Dra. Ana Cristina Morales

 


En la mayor parte de las muestras clí­nicas de pacientes con TDC las áreas más frecuentes de más preocupación eran la piel, el cabello y la nariz. Aunque cualquier parte visible del cuerpo  puede llegar a ser fuente de preocupación.
 
Los sí­ntomas más usuales se refieren a defectos imaginarios o de poca importancia en la cara o la cabeza, como son delgadez del cabello, acné, arrugas, cicatrices, manchas vasculares, palidez o enrojecimiento del cutis, hinchazones. Inquietud por observar asimetrí­as, desproporciones en cara, mandí­bula, ojos, párpados, cejas, orejas, dientes y otros. Sin embargo, cualquier otra parte del cuerpo puede ser motivo de preocupación (genitales, pechos, nalgas, abdomen, brazos, manos, piernas, hombros, caderas, columna vertebral, etcétera).

Debido al malestar que les ocasionan las preocupaciones, los individuos con TDC tienden a evitar describir con detalle sus “defectos” y se limitan a hablar siempre de su fealdad. Sus preocupaciones se tornan muy dolorosas y torturantes. Suelen invertir mucho tiempo pensando en su “defecto”, hasta el punto de que estos pensamientos pueden llegar a dominar sus vidas por completo. 

Estos individuos pueden consumir gran cantidad de horas al dí­a comprobando su “defecto” ante el espejo o ante cualquier superficie reflectante como escaparates, cristales delanteros de automóviles, etcétera. Puede existir un comportamiento de limpieza y aseo excesivo. Estos comportamientos de comprobación y aseo se ejecutan para disminuir la ansiedad producida por el defecto, pero a menudo provocan el resultado contrario. Por lo que hay sujetos que evitan mirarse al espejo y llegan a tapar los espejos o retirarlos. Así­ que alternan con perí­odos de observación excesiva con otros de evitación.

Algunas veces los sujetos con este trastorno buscan y reciben tratamientos médicos generales, odontológicos y quirúrgicos con el fin de corregir sus defectos. Estos tratamientos pueden empeorar el trastorno, ocasionando la aparición de nuevas y más intensas preocupaciones. La evitación de actividades puede conducir a un aislamiento social extremo, pueden abandonar todo tipo de actividades, suelen tener pocas amistades.
 
El TDC puede asociarse al trastorno depresivo mayor, el trastorno delirante, a la fobia social y al trastorno obsesivo-compulsivo. Es posible que lleguen a hospitalizaciones repetidas, a ideación suicida, a intentos suicidas y a suicidios consumados.

Las valoraciones de tipo cultural sobre el aspecto fí­sico pueden influir o amplificar las preocupaciones del individuo sobre su defecto fí­sico o imaginario. Este trastorno se inicia generalmente en la adolescencia, pero puede pasar desapercibido durante muchos años debido a que con frecuencia los individuos con este trastorno no quieren revelar sus sí­ntomas.

Aunque presentan una apariencia fí­sica normal, las personas que sufren de trastorno dismórfico corporal, o TDC, se perciben a sí­ mismas como feas o desfiguradas. Una reciente investigación mediante visualización de escaneos cerebrales pone de manifiesto que el cerebro de estas personas es, en principio, estructuralmente normal, pero el problema es que funciona de modo anormal cuando procesa los detalles visuales.

Los resultados de esta investigación, realizada en la Universidad de California en Los íngeles (UCLA), son los primeros en demostrar una razón biológica para la percepción tan distorsionada que estos pacientes tienen de su imagen corporal.

Ahora, al identificar los investigadores una posible causa fí­sica, también podrán identificar maneras de «entrenar» a los cerebros de estos pacientes para que puedan aprender a percibir sus rostros de modo más fidedigno. Lo que crea una situación esperanzadora para las personas que sufren de este padecimiento. Es prudente considerar que este hallazgo  de investigación como muchos otros,  no sea de carácter definitivo en momento actual.

La fuente bibliográfica para esta nota: Es el manual Diagnóstico y estadí­stico de los trastornos mentales, y en internet. http://www.amazings.com/ciencia/noticias/140108e.html