¿Fascismo o torpeza?


Fechado el primero de julio pasado, el gobierno de ílvaro Colom lanzó un comunicado de Prensa en el que atacó abiertamente a los medios informativos, sin precisar nombres (por supuesto) y los acusa de publicar reportajes e informaciones con «análisis parcializados». Esto no serí­a nada extraño si no fuera porque unió este tema con diferentes acciones ocurridas en las últimas semanas, «entre las cuales se destacan ataques a miembros de las fuerzas de seguridad civil».

Ramiro Mac Donald
http://ramiromacdonald.blogspot.es/

Esta publicación fue dada a conocer en medio del fragor del Mundial de Fútbol, pero no por eso pasó por alto, especialmente para los medios informativos. El comunicado fue duramente criticado por los medios escritos y radiodifundidos, así­ como por numerosos comentaristas y columnistas de todo el espectro de la comunicación social guatemalteca. ¡Y no era para menos! Creo, sin equivocarme, que ha sido el mayor ataque frontal del gobierno a los medios y en particular, tampoco lo dudo, a un exitoso empresario que todos los domingos por la noche, tiene un programa de televisión sumamente crí­tico de Colom. Todos sabemos a quien aludió el gobierno. El comunicado señala a «asociaciones entre grupos interesados en fomentar la zozobra e incertidumbre en la población, desestabilizar a gobierno y perpetuar la corrupción e impunidad que durante años han existido en las instituciones del Estado. Son los mismos grupos que impulsaron un Estado excluyente y el crecimiento de la pobreza». Visto desde la perspectiva del gobierno, ésta clase tiene una identidad clara: la oligarquí­a, pero el gobierno de ílvaro Colom, por un acto de cobardí­a, no se atreve -ni siquiera- a llamarla por su nombre. El hecho que el gobierno haga una declaración tan fuerte, tan directa, tan abierta, el primero del mes, tiene sentido polí­tico; esto, porque dos semanas después, se dan los ataques coordinados en la capital -de nuevo contra choferes de autobuses y del nuevo sistema de transporte metropolitano- con otra cauda de muertos, heridos y una repercusión mediática, en medio del pago del Bono 14 y una serie de curiosos asaltos de motociclistas en distintos puntos de la capital. El hecho que Colom anuncie que hay planes para desestabilizarlo, no es nada nuevo. Desde adentro de su propio gobierno, un ex asesor de seguridad personal y cercano colaborador de campaña, fue defenestrado del puesto a pocos meses de asumirlo, tras un escándalo de vigilancia y espionaje, al mejor estilo de la CIA y el FBI. Caso que aún no se resuelve y sigue abierto, como espada de Damocles que puede caer en cualquier momento. Recuerdo que hace algunos años, Theodor Adorno publicó un libro en el que abordaba la propaganda de carácter fascista, en la que claramente definí­a que los gobiernos de esta inspiración, siempre andan pregonando que se está preparando planes macabros por fuerzas oscuras. Y ésta recurrente estratagema se utiliza en los momentos a veces difí­ciles por los que atraviesan los gobiernos y también para distraer la atención, sobre temas candentes. Pero, según Adorno, estas amenazas nunca se cumplen… por lo menos en los Estados que él estudió con gran interés. Los gobiernos fascistas -por regla general- viven de la catástrofe, decí­a Adorno, porque andan propagando a los cuatro vientos que tienen enemigos por todos lados, quienes desean destruir el sistema, pero utilizan este argumento como base psicológica para asustar a los habitantes y que éstos reaccionen contra los enemigos del sistema. Las amenazas casi nunca se cumplen, estos gobiernos paran desmoronándose solos… ¿En Guatemala, a dos años de gobierno de Colom, la gente creerá que en realidad hay un plan para botar al gobierno? ¿Por qué se hay un plan desestabilizador, anunciado oficialmente por la Presidencia, no es simplemente para asustarlo, sino para derrocarlo, verdad? ¿Quiénes están detrás del Plan Maquiavélico? ¿Hay nombres? ¿Hay pruebas contundentes? ¿O es una estrategia de corte fascista para asustar al pueblo con el petate del muerto? Y por otro lado: ¿Cuántos guatemaltecos creen después de escuchar, ya varias veces este «cuento», que en realidad un empresario tan exitoso como al que se le está endilgando todo éste asunto, se va a correr el riesgo de involucrarse en un tema tan delicado? ¿Es este un acto de corte fascista o es una nueva y grandí­sima torpeza?