Faraónica Ciudad de la Música


La Orquesta Sinfónica Brasileña dio un concierto inaugural con obras de Mozart y Strauss. FOTO  LA HORA: archivo

La Ciudad de la Música, la más ambiciosa construcción cultural de las últimas décadas en Rio de Janeiro, abrió sus puertas el sábado rodeada de polémica sobre la utilidad y el alto costo de este gigantesco complejo todaví­a sin terminar.


Para el concierto inaugural, la Orquesta Sinfónica Brasileña ejecutó obras de Mozart y de Richard Strauss ante algunos cientos de personas, indicó la prensa brasileña del domingo.

La inauguración prevista para el 18 de diciembre fue anulada a último momento por los bomberos, que consideraron inadecuadas las condiciones de seguridad. Para la apertura del sábado, pidieron reducir la cantidad de público permitido en el recinto, de 1.300 a 900 personas.

El alcalde saliente de la ciudad, César Maia, lanzó una carrera contrarreloj, con centenares de obreros que se turnaron dí­a y noche, para inaugurar este proyecto del arquitecto francés Christian de Portzamparc, ganador del premio Pritzker (el equivalente del Nobel para la Arquitectura), en 1994.

Hasta el dí­a de hoy, la Ciudad de la Música en Barra de Tijuca, al oeste de la ciudad, parece una enorme obra en proceso de construcción, y los trabajos terminarán recién en marzo.

«Es un elefante blanco», dicen los detractores del proyecto, que señalan que luego de seis años se gastaron 518 millones de reales (unos 220 millones de dólares) de las arcas públicas para construirlo, contra 80 millones de reales (unos 34 millones de dólares) estimados al comienzo.

Por otra parte, algunos estiman que los gastos de funcionamiento del complejo generarán un déficit anual de unos 4,2 millones de dólares.

Este moderno complejo, proyectado en 2002 con la aspiración de ser la mejor sala de conciertos de América Latina, recibió crí­ticas desde el comienzo por la falta de transparencia al llevarlo a cabo y su costo. Muchos cariocas habrí­an preferido un proyecto más modesto, y gastar más dinero en la educación y la salud en una ciudad que lo necesita desesperadamente.

Citado por el diario O Globo, Maia defendió su proyecto diciendo que «las grandes obras siempre provocan polémica».

Su costo consumió este año «un cuarto de las inversiones en trabajos de la alcaldí­a», afirmó el diario Folha de Sao Paulo.

La idea por otra parte, es aplaudida por quienes ven en esta Ciudad de la Música, un gesto arquitectónico y cultural.