Famosos y alcohol, una combinación peligrosa


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De nuevo, el alcohol: durante décadas, el actor y comediante estadounidense Robin Williams no probó una sola gota, pero sus problemas con la bebida reaparecieron y hace unos días anunció que ingresaba en una clínica de rehabilitación.

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Por Christina Horsten
Nueva York / Agencia dpa

Esta misma semana, una portavoz del joven intérprete Shia LaBeouf repetía la noticia: el actor de «Transformers» comenzará voluntariamente una terapia contra el alcohol.

   Williams («Mrs. Doubtfire»), de 62 años, y LaBoeuf, de 28, son sólo los dos últimos ejemplos de una larga historia de funestas relaciones: las protagonizadas por las estrellas y el alcohol. La lista de famosos que han tenido problemas con la bebida parece no tener fin. Entre otros han reconocido abiertamente su adicción desde la viuda de Kurt Cobain Courtney Love al cantante Ozzy Osbourne, la actriz Lindsay Lohan o el actor David Hasselhoff.

Si, como sucede en muchos de los casos, al alcohol se suma el consumo de drogas, la situación puede convertirse en especialmente peligrosa. En no pocos casos esta combinación terminó con la muerte, como les sucedió por ejemplo a la cantante británica Amy Winehouse o al guitarrista y cantante estadounidense Jimi Hendrix.

Por supuesto, no sólo los famosos tienen problemas con el alcohol, pero debido a que por su trabajo están en el punto de mira de la opinión pública, su adicción pronto se convierte en tema de conversación. Además, el propio trabajo y su entorno ofrecen múltiples alicientes para darse a la bebida, desde la permanente exposición a los focos a la inconstante vida laboral, los altibajos de la carrera o las múltiples fiestas y celebraciones que forman parte del juego.

Entre tanto, algunas clínicas de desintoxicación se han ido especializando en tratamientos para famosos. La más conocida es la Betty-Ford, en California, donde intentaron superar sus problemas con el alcohol desde Elizabeth Taylor a Johnny Cash, Liza Minelli o Tony Curtis. La clínica fue fundada por la esposa del ex presidente estadounidense Gerald Ford, Betty, que también sufrió problemas de alcoholismo y se sometió a un exitoso tratamiento.

   Y es que no todas las historias acaban mal. Para no caer en la adicción, algunas estrellas renunciaron por completo al alcohol, como por ejemplo las actrices Jennifer Hudson, Blake Lively y Kristin Davis. Y otros superaron sus problemas, como el actor Bradley Cooper («Silver Linings Playbook»), que dio el salto hace diez años. «Si hubiera seguido bebiendo», dijo en una entrevista reciente «me habría arruinado por completo la vida».